¿Qué produce el Alzheimer?, ¿por qué a veces llega el deterioro cognitivo antes de lo que debería? La ciencia aún no sabe contestar a estas preguntas, pero sí ha descubierto factores en los que podemos intervenir para prevenir algunas dolencias. Nuestro cerebro se adapta a lo que sucede en nuestro entorno: cada día se crean 1.400 neuronas nuevas.
Esta plasticidad supone que podemos mantenerlo activo para que las conexiones se mantengan en forma y las células neuronales reciban lo que necesitan para no envejecer antes de tiempo. Hay actitudes y hábitos que pueden poner a punto tu mente. ¿Quieres saber cuáles? La dra. Ana Frank, jefa de Neurología y coordinadora de la Unidad de Trastornos Cognitivos y del Comportamiento del Hospital La Paz de Madrid nos ayuda a descubrirlos.
1. Cuida tus huesos
La osteocalcina es una hormona que producen las células óseas y que llega por la sangre hasta el cerebro. En el embarazo es fundamental, ya que ayuda a formar las neuronas del feto y a que el hipocampo (sede del aprendizaje y la memoria) adquiera el tamaño adecuado. Pero después del nacimiento sigue siendo básica, ya que regula la producción de neurotransmisores y reduce los niveles de ansiedad y depresión. Para evitar un déficit, hay que mantener los huesos lo más fuertes posible con una exposición moderada al sol, una dieta rica en calcio y baja en sodio y realizando ejercicio de forma habitual.
2. Vigila tu oído
La mente de las personas mayores que no escuchan bien dedica gran parte de su energía al tratamiento del sonido, en detrimento de los recursos que debería emplear en la memoria y el pensamiento. Los mayores con pérdida de audición desarrollan un deterioro cognitivo hasta 3’2 años antes que los que oyen bien. Si ya se ha producido la pérdida auditiva, el simple uso de un audífono sirve puede mejorar ese trabajo cognitivo.
3. Cuida la flora intestinal
De ella depende qué neurotransmisores se encuentran más activos. Las resonancias magnéticas han demostrado que los cambios en la flora intestinal afectan a las regiones del cerebro ligadas a la afectividad y la cognición. Esto apunta a que una flora sana y abundante puede contribuir a reducir el estrés y fomentar la estabilidad emocional. Y para conseguirlo no pueden faltar en la dieta hortalizas y verduras frescas, frutas, cereales integrales y yogures.
4. Aprende (y habla) otro idioma
El grosor de la corteza cerebral y el volumen del hipocampo crecen más cuanto mayor es el esfuerzo por aprender un idioma nuevo. Además, las personas bilingu