Pese a que cada día anda unos 25 kilómetros con casi quince kilos a sus espaldas, a Guillermo Nagore apenas se le notaba el cansancio en su breve parada el pasado jueves en Vitoria. Quizá porque había llegado a la ciudad en coche desde Gernika, donde arropado por varios socios de la Asociación de Familiares de Personas con Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias de Álava (AFADES) había culminado su etapa diaria de la peregrinación que arrancó el 18 de marzo en el faro de Finisterre y que tiene como destino final Jerusalén. Pero lo cierto es que cada una de las paradas que hace este periodista le insufla energía suficiente para afrontar este desafío de 7.000 kilómetros a pie. Porque la causa lo merece.
«Varios meses antes ya tenía un esbozo de esta aventura personal. Y entonces entró por medio la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (CEAFA), y dimos cuerpo a un proyecto que se llama 'La memoria es el camino', que lo que pretende es reclamar una política de estado sobre el Alzheimer, para que pase a ser una prioridad social en los despachos, como ya lo es en las casas», explicó Nagore. Y con ese fin, cada día se pone las botas, se cuelga la mochila a la espalda y avanza en su lucha contra esta enfermedad dispuesto a hacer todo el ruido posible.
«Soy periodista, y puedo ayudar con las armas que tengo, escribiendo en medios de comunicación, con estas entrevistas, en las redes sociales&hellip Porque lo que necesita realmente el Alzheimer es salir del armario, que se haga ruido, porque se ha tomado más en consideración de diez años a esta parte. Y porque Pasqual Maragall dijo que lo tenía, porque afecta a Adolfo Suárez, a Mercero o a Jordi Solé Tura. Y viendo eso la gente se da cuenta de que esto nos puede tocar a todos», reflexionó este aventurero solidario. «Quiero aprovechar este gancho del viaje para llamar la atención», añadió.
Por eso, a diario plasma en el blog 'lamemoriaeselcamino.com' historias de la gente que se encuentra en su andadura y que le están aportando mucho a nivel personal. Tanto que le resulta difícil escoger la mejor experiencia. «El momento en que caminé en Cantabria acompañado de presos que trabajan de hospitaleros en el alberge de Güemes fue muy especial. Y las historias de Alzheimer son muchas, la experiencia de estar tres horas en un centro de día en Santander, ver cómo trabajan las psicólogas, una reunión con cuidadoras gallegas&hellip Son muchas», razonó Nagore.
Pero lo que más agradece es la solidaridad que encuentra a su paso. «Al final, la mayor reflexión es que la gente es solidaria, y me desborda la cantidad de personas que a través de las redes sociales y del blog siguen esta aventura, dando ánimos».
Y eso incluye desde el hostelero que no quiere cobrarle el alojamiento a las personas que a veces se suman a su caminata, como es el caso de AFADES. Todos ellos ponen su granito de arena en esta aventura.
«Mucha gente detrás»
«Lo más difícil de este viaje es la responsabilidad que conlleva, el estar a la altura con toda la gente que está apoyando, que se suma al proyecto y me anima, porque al final hay muchísimas personas detrás que te respaldan, y tienes con ellos esa responsabilidad de cumplir, de hacerlo bien y de escribir buenas historias relacionadas con el Alzheimer, transmitiendo lo que sienten ellos y sus familiares y cuidadores», confesó.
El cansancio se convierte en algo secundario frente a este deber que le acompañará durante un año hasta su destino.
Fuente: www.elcorreo.com