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A la vejez, piscina

Marcelino, de 81 años, está deseando que arranque la furgoneta que le llevará del centro de mayores a la piscina de Palomeras, en el distrito de Puente de Vallecas. Mientras espera, recuerda orgulloso cuando, en su juventud, nadaba en el río. A su lado, Paquito no habla, solo sonríe. Parece que está emocionado. "Me voy a tirar de cabeza", dice al fin. Paquito sufre alzheimer que se une a una discapacidad intelectual que le ha acompañado toda la vida.

Son dos de los nueve usuarios que hoy se bañan en la piscina municipal. Llegan al recinto pasado el mediodía y están acompañados por cuatro profesionales del centro de día, que no les dejan solos en ningún momento. No faltan los sombreros de paja ni la crema contra el sol y todos llevan ya puesto el bañador. Almudena Hinojosa es la directora del centro que gestiona la empresa SARquavitae. Explica a Madridiario que en este tipo de actividades se mezclan mayores que tienen un deterioro más avanzado con otras que lo tienen menos. "Si no fuera así, siempre irían los mismos", señala. Para participar en la actividad es necesaria, eso sí, una autorización de la familia. Además de a la piscina, los usuarios del Luis Peidró han ido a Las Ventas o al Zoo y, de vez en cuando, agentes de la Policía Nacional acuden de visita a explicarles en qué consiste su trabajo.

Una de las que más está disfrutando es Ana María. Chapoteando en el agua, no para de reír. Aunque no sabe nadar, no tiene miedo: "Me da no se qué, pero miedo, no". En cualquier caso, en esta piscina vallecana siempre se hace pie, pues no se alcanza el metro de alto. También, como casi todos los que han venido, tiene alzheimer. A sus 85 años, vive con una de sus hijas. De lunes a viernes acude al centro de día donde, dice, las trabajadoras "son muy cariñosas".

Con ella está Marta García, terapeuta ocupacional que lleva varios años trabajando con mayores. Explica que hacer este tipo de actividades les viene muy bien para salir de la rutina, aunque reconoce que ha presenciado algún episodio violento. Y es que una de las consecuencias del alzheimer es reaccionar de una manera agresiva ante situaciones que pueden parecer anodinas. Lo importante, sin embargo, es comprender que este tipo de comportamiento es efecto de la enfermedad y no culpabilizar al mayor.

A lo largo de la mañana, todos se meten. María Joaquina, muy precavida, no se separa de la orilla. Está recibiendo diálisis y no puede mojarse el brazo. Se queja varias veces de que "el agua está muy fría". Tiene 79 años y vive con su hija que, según dice, "es muy buena, demasiado buena, y yo le doy mucho trabajo". Le gusta hacer cuentas y dibujos. Afirma que tiene seis nietos y un biznieto que la visitan cuando saben que ha cobrado la pensión.

El centro de día Luis Peidró es uno de los 89 que dirige el Ayuntamiento de Madrid a través del Área de Familia, Servicios Sociales y Participación Ciudadana. Fue inaugurado en 2007 y dispone de 30 plazas de atención a la dependencia funcional y 65 plazas para enfermos de alzheimer. No cerrará en agosto.

Fuente: MadriDiario

Con la colaboración de