El aceite de oliva lleva décadas en el punto de mira de los investigadores que tratan de encontrar un remedio para el alzhéimer. Muchos estudios parecen empeñados en ahondar en sus posibilidades para prevenir el avance de la enfermedad. Sin embargo, mientras la mayoría se centran en el aceite de oliva, solo unos pocos prestan atención a las aptitudes que presenta para ello el orujo de aceite de oliva. Una de estas investigaciones tiene nacionalidad española y acaba de descubrir que se puede frenar esta dolencia gracias a los compuestos bioactivos que se transportan con la grasa de la dieta.
El estudio aúna los esfuerzos de organismos tan reputados como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva (ORIVA). Al parecer, tras 18 meses de ensayos, los mejores augurios han sido confirmados. Así, según explican en el portal oficial de ORIVA, “los compuestos bioactivos del aceite de orujo de oliva -ácido oleanólico, α-tocoferol y β-sitosterol- pueden tener un efecto protector frente al alzhéimer atenuando la activación de la microglía”.
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