No padecen Alzheimer, ni Parkinson o Demencia senil, pero sí comparten los problemas cognitivos de esos pacientes, aunque en su caso deriven de infartos cerebrales, ictus o aneurismas. Patologías para las que, una vez recibida el alta médica, no existe en la ciudad un servicio de apoyo. Un hueco que desde hace unos meses trata de cubrir Afami, que atiende a un pequeño grupo de entre 3 y 5 personas.
Aprovechando sus conocimientos en problemas de memoria, están apostando por formarse en esos procesos rehabilitadores con el apoyo del Hospital Aita Menni de Mondragón, especializado en daño cerebral. «Nos dan pautas para trabajar con nuestros usuarios. De hecho, hay alguno que ha pasado por allí», explicó la presidenta de la asociación, Eulalia Mallofré, satisfecha porque «han notado mejoría en el tiempo que llevan con nosotros».
Eso sí, la puesta en marcha de este programa también supone un gasto extra que asumir. Y es que, además de repartir las horas de sus propios especialistas, cuentan ahora con una logopeda externa que se encarga de esa parte de la rehabilitación. Una especialista que hasta ahora Afami no había necesitado y a la que les gustaría añadir un fisioterapeuta especializado en la rehabilitación física para ese tipo de patologías.
«Todo el trabajo es muy individualizado con lo que se requiere bastante personal». De ahí, que Mallofré esté valorando presentar el proyecto al Consejo Social del Ayuntamiento para tratar de recabar financiación. Si bien, de aumentar el grupo, reconoce que habría que pensar dónde y cómo ubicarles. «Ahora lo podemos hacer porque el volumen de gente no es grande», apuntó.
Y es que en estos momentos, comparten instalación con las 36 personas que acuden al servicio de psicoestimulación para enfermos de Alzheimer en estadios iniciales. Un programa cuya financiación hasta final de año se acaba de garantizar, gracias a una aportación económica de 2.000 euros procedente de la Obra Social Ibercaja y Fundación Cajacírculo, y que permite a los usuarios recibir apoyo especializado con el que ralentizar su pérdida de memoria, tres horas al día, de lunes a viernes, en horario de mañana o de tarde. «Estábamos un poco justos. Tienen los mismos profesionales que los demás usuarios pero están menos horas, con lo que su cuota es menor», valoró.
Pero aquí no acaba la búsqueda de financiación de Afami. Aunque creen que el presupuesto que manejan les llegará para cubrir los gastos de funcionamiento hasta final de año, siempre hay nuevas inversiones que hacer. No hace mucho, recordó la presidenta, acaban de destinar 1.000 euros a la compra de material para la sala de estimulación sensorial y necesitarían instalar un toldo en la parte trasera de su residencia para facilitar que los usuarios salgan al exterior en el buen tiempo. «Estas tardes de verano un grupito de unos 8 sale al patio, se sienta, charla de sus cosas, toma un refresco... Les encanta y les hace mucha ilusión, el problema es que hace demasiado calor porque da mucho el sol».
Pero, hasta la fecha ni siquiera han pedido presupuesto de lo que podría costar ya que su prioridad ahora mismo pasa por la contratación de dos auxiliares más y la posible incorporación de otro fisioterapeuta a media jornada. Sumarían así unos 35 trabajadores y medio para atender a 103 usuarios, que son los que tienen ahora mismo. Solo quedaría algún hueco en fin de semana. El resto de los servicios están cubiertos, lo que implica tener «más personal» en base a sus criterios de calidad , aunque no sea necesario para cumplir con los ratios legales fijados para este tipo de instalaciones. De hecho, a Afami le bastaría con tener un fisioterapeuta en plantilla, en lugar de los dos y medio por los que apuesta.
Fuente: elcorreo.com