“En el otoño, a los psiquiatras se nos llenan las consultas”, confiesa Jorge Plá, el nuevo presidente de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría. “Los cambios climáticos y la falta de luz hacen que nuestros pacientes se pongan peor, los depresivos se ponen más depresivos, a los ansiosos les entra más ansiedad. Todos conocemos la astenia primaveral y el famoso refrán de la primavera la sangre altera,pero el otoño afecta mucho al estado de ánimo”, revela Plá, desde la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica de la Clínica Universidad de Navarra.
¿Cómo anda la salud mental de la población vasca?
-Tenemos una buena salud mental pero ¡ojo! tenemos también problemas. La incidencia de depresión, de esquizofrenia, de trastornos de la conducta alimentaria es similar a la del resto de España ya que compartimos los factores ambientales y genéticos de la sociedad occidental y estamos todos sometidos a un riesgo parecido.
¿Convertimos problemas cotidianos en problemas psiquiátricos? El consumo de antidepresivos ha crecido mucho.
-Es verdad que hoy en día cualquier problema, cualquier decepción, una ruptura sentimental, un problema de cualquier índole... parece que lo tiene que ayudar a superar el psicólogo o el psiquiatra. Pero la vida está llena de montañas que hay que subir y de esfuerzos que hay que realizar para superar los problemas y no todo lo que nos sucede tiene origen psiquiátrico.
¿Y qué se puede hacer?
-Pues lo que hay que aplicar es esfuerzo diario y trabajo continuo. También es verdad que estamos en una sociedad, quizá tal vez ahora menos como consecuencia de la crisis, en que lo importante era dar un pelotazo en cualquier ámbito. Y claro lo mismo que subes rápido, también bajas rápido.
¿Tienen ustedes la sensación de que atienden consultas que no obedecen a problemas psiquiátricos reales?
-Procuras atender a pacientes reales. Pero a veces viene gente y terminas la consulta diciéndole; usted no tiene ningún problema psiquiátrico, para combatir esa tristeza, esa melancolía debe cambiar sobre todo su manera de ver la vida. Porque en realidad son problemas que tendría que solucionar con un amigo o hablando con su mujer. Al psiquiatra no se puede ir por estar triste o ansioso, eso son cosas de la vida ordinaria.
Vivimos en una sociedad hipermedicalizada. Hay más niños que nunca tratados por hiperactividad, por déficit de atención...
-Este es un tema muy complicado porque, por ejemplo, el niño que de verdad sí sufre déficit de atención, que no se limita tan solo a ser inquieto o travieso, tiene que estar bien diagnosticado y la combinación entre fármacos y psicoterapia es verdaderamente efectiva. Aunque la medicación tiene sus efectos secundarios, es un error pensar que no hay que ponerla y dejar a gente que se podría beneficiar de un tratamiento farmacológico sin ese tratamiento.
Usted defiende las terapias de electrochoque.
-El electrochoque es el tratamiento que tenemos en psiquiatría desde hace más tiempo. Tiene una prensa malísima pero, sin embargo, para algunas enfermedades psiquiátricas es el mejor que hay. Y muchos profesionales sabiendo eso, no lo aplican. Es un error para el pobre paciente que se beneficiaría mucho.
¿La medicación es fundamental para mantener a personas con problemas mentales bien controlados y estables?
-Es básica. Porque a veces hay pacientes que llevan muchos años con la medicación dejan de tomarla y tienen recaídas. Aunque es verdad que hay enfermedades en que el tratamiento curativo no es la medicación sino la psicoterapia.
Usted diría que un pederasta como el de Ciudad Lineal ¿es un enfermo mental?
-No necesariamente. No todo lo malo que hacemos tiene una causa psiquiátrica detrás. Malas personas ha habido siempre y, además, normalmente los enfermos mentales son buenas personas.
Sin embargo, suelen trascender aquellos casos de personas con algún trastorno que llevan a cabo un acto violento.
-Sí, al final es más noticia que una persona que dispara a diecisiete en Estados Unidos tenga esquizofrenia, que si ha disparado solo porque se había enfadado con la profesora.
Ante el envejecimiento de la población usted apuesta por estudiar las patologías mentales en la tercera edad. ¿Debe ser el foco de atención para el futuro inmediato?
-Mi área de interés en investigación es el de las personas mayores. No hay que olvidar que un 17% de la población ya es mayor de 65 años y dentro de muy poco tiempo, en el 2050, un tercio de la población va a superar con creces esa edad. De ese tercio, un 10% va a ser mayor de ochenta años dada la supervivencia que tenemos. Ahí es donde debemos focalizar la atención.
¿Cuáles son los problemas mentales más típicos de ese sector de población?
-El más frecuente es la depresión que además genera mucha incapacidad. Eso es muy grave porque influye mucho en cómo una persona mayor lleva otras enfermedades que puede estar padeciendo. Porque si yo tengo una enfermedad de corazón, tengo 80 años y además tengo una depresión voy a llevar mucho peor mi dolencia cardíaca y además voy a tener una mortalidad más alta. Pero además de la depresión, está la demencia porque además el mayor factor de riesgo para la demencia, sobre todo para el Alzheimer, es la edad. A mayor edad, más porcentaje de población afectada por una demencia.
¿Cómo se puede abordar eso?
-Lo más importante es la prevención pero hoy por hoy no tenemos buenas armas de prevención aunque estamos trabajando en la investigación. Muchos de los trabajos que se están haciendo tienen que ver con vacunas, con medidas conductuales, tratando de prevenir los factores de riesgo. Pero si no podemos prevenir, hay que diagnosticar precozmente para ponerles un tratamiento que retrase el avance de la enfermedad y estas personas con demencia puedan tener una calidad de vida aceptable durante bastantes años.
¿Qué retos considera más importantes como sociedad científica?
-Queremos atender bien a nuestros profesionales para poder ofrecer a nuestros pacientes la mayor calidad asistencial psiquiátrica y el mejor nivel científico. También hay que incorporar las nuevas tecnologías que ya tenemos y actualizarlas, para acercarnos un poco más a la sociedad en general con el fin de hacernos visibles y que se conozca mejor nuestro trabajo.
Fuente: deia.com