A primera vista no parece gran cosa y, desde luego, resulta difícil imaginar que detrás de unos pequeños y ruidosos robots que se mueven torpemente sobre una mesa blanca para agruparse por colores se encuentra un experimento que puede cambiar la historia de la medicina. El futuro ya no es lo que era porque la ciencia ficción se olvidó de Internet. Sin embargo, sí describió una sociedad en la que los robots forman parte de la vida cotidiana. En todo el mundo se multiplican las empresas y universidades con programas para investigar las posibilidades de la robótica y los avances que se han conseguido son extraordinarios. El objetivo de los grupos de robots que acabamos de describir, llamados enjambres porque su modelo es el comportamiento gregario de algunos animales como las termitas, va de lo más grande a lo más pequeño: desde permitir que máquinas colaboren juntas en tareas complejas
Algún día nos tragaremos un robot
La robótica vive una revolución con avances en campos insospechados que van desde la medicina hasta el funcionamiento del cerebro