Actualmente, no existe ningún test para diagnosticar el alzheimer. “El diagnóstico se basa en la integración de una gran cantidad de información en la cual es fundamental la que aporta el sujeto y la familia. Es muy importante porque tienen una visión global de lo que le está sucediendo a la persona”, explica el neurólogo Alberto Villarejo.
La exploración neurológica y neuropsicológica se realiza mediante test breves, y en casos dudosos se realizan test más prolongados.
En cuanto a la exploración neurológica, se llevan a cabo diferentes test que evalúan:
- Memoria
- Lenguaje
- Funciones visoespaciales
También se realiza una exploración global de la marcha y la fuerza para comprobar que no haya otras alteraciones. Posteriormente, se realizan unos análisis de sangre, para excluir la existencia de otras enfermedades; y una prueba de neuroimagen del cerebro, como un TAC o una resonancia, de forma que se excluyan otros tumores cerebrales, infartos, infecciones o inflamación del cerebro.
En los últimos años se han producido avances en los biomarcadores del alzheimer, los cuales buscan identificar precozmente las proteínas alteradas en el cerebro. Esto se hace a través de un análisis del líquido cefalorraquídeo, el cual se extrae con una punción lumbar, o mediante un PET, el cual con un trazador permite identificar la presencia de la enfermedad.
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