Un diagnóstico de alzhéimer es siempre una noticia devastadora, incluso para aquellos que no saben muy bien lo que se les viene encima. Pero es todavía más catastrófico cuando el diagnóstico se produce en personas menores de 65 años: se trata de alzhéimer de inicio precoz, que supone apenas del 10% de los casos, pero con unas consecuencias destructivas sobre la persona y su entorno, explica ABC la neuróloga Raquel Sánchez del Valle, de la Sociedad Española de Neurología.
La interpretación de Julianne Moore en la película ‘Siempre Alice’, por el que recibió el Óscar, ha llamado la atención sobre los casos de alzhéimer más precoces. Pero, como señala la neuróloga, «hay que saber diferenciar entre alzhéimer de inicio precoz o temprano y alzhéimer familiar».
En el primero se habla de personas que son diagnosticadas antes de los 65 años, pero en las que no hay un factor familiar o genético. «Se manejan unas cifras que sugieren que el 10% de los casos de esta enfermedad son esporádicos o de inicio temprano, pero en realidad hay poca casuística». Y en cuanto al alzhéimer familiar, afecta a menos del 1% de los casos de alzhéimer y en muchos está relacionado con alteraciones en tres genes: beta amiloide, preselinina 1 y 2.
Todos los diagnósticos de alzhéimer son como una ‘bomba’, pero si se hacen en personas menores de 65 años el impacto sobre la vida es mucho mayor. «Hablamos de personas en plena actividad laboral», señala. Además, cuando se presentan los primeros síntomas