Ayer visité a un antiguo amigo a quien no veía desde hace tres años. No me lo podía creer. A aquel hombre intelectual un poco tímido, pero de mente muy ágil, lo encontré apagado e indeciso, aunque muy amable. Su bondad congénita permanecía inalterable, como un don otorgado de por vida a un largo laborar de un sacerdote bueno. Pero estaba muy enfermo. Padecía Alzheimer, la temida enfermedad del siglo XXI.
Se calcula que en España hay alrededor de setecientos mil casos diagnosticados de este mal. Muchas familias se han adherido a asociaciones que les asisten en auxilio de esta enfermedad. “Tenemos que dar la cara y hacer todo lo posible para normalizar a cuantos sufren las consecuencias de esta plaga. Además quiero y espero que mi experiencia les pueda ayudar a otros”. Así se expresaba la vicepresidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer. Es preciso que quienes se encuentran en una situación de este tipo no se encierren en sí mismos.
“¿Qué es lo que queda de mi marido?”