Los cuidadores informales de personas con alzhéimer experimentan un aumento de cargas físicas, emocionales, sociales y económicas. Tienen más probabilidad que la población general, incluso que los cuidadores informales de personas sin deterioro cognitivo, de sufrir enfermedades cardiovasculares, altos niveles de tensión emocional, estrés, depresión, angustia y disminución de relaciones sociales.
Aproximadamente un 50% de cuidadores informales sufre ansiedad y un 27%, depresión clínica. Algunas investigaciones señalan que padece trastornos del sueño entre el 50% y el 74% de los cuidadores.
Estas consecuencias producen un deterioro de la salud y de la calidad de vida de los cuidadores, incluso algunos autores lo describen como una situación personal de duelo, por lo que intervenciones multidisciplinares para prevenir, mejorar y paliar los efectos relacionados con la sobrecarga del cuidador son estrategias de salud estrictamente necesarias.
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