Llevamos ya un mes y medio de confinamiento. Algunas empresas de trabajos no esenciales ya han enviado a sus empleados a sus puestos presenciales, los niños han dado sus primeros paseos e incluso los adultos nos preparamos para poder salir pronto a caminar y practicar ejercicio si todo va bien.
Sin embargo, a pesar de que ya comencemos a ver algo de luz más allá de nuestras cuatro paredes, los efectos de la cuarentena ya empiezan a pasarnos factura. Los expertos en psicología avisaron desde el principio de los problemas que todo esto podría suponer para la salud mental de los confinados, especialmente para los más vulnerables, pero también para el resto de la población.
Si a todo esto le sumamos una demencia causada por una enfermedad neurodegenerativa, la situación puede ser extrema. Los familiares de pacientes con trastornos como el alzhéimer han comprobado en estos días cómo los síntomas y el estado de ánimo de sus seres queridos empeoran, haciendo necesario prestarles aún más atención. En Hipertextual nos hemos puesto en contacto con la doctora Silvia Gil, neuróloga especialista en patologías cognitivas y vocal de la Sociedad Española de Neurología, quien nos ha contado cuáles son los síntomas que pueden alertarnos de este empeoramiento y qué medidas debemos llevar a cabo para evitarlo en la medida de lo posible.
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