Por si a estas alturas alguien lo dudaba, que quede claro desde el principio: “Nunca es demasiado pronto (ni demasiado tarde) para prevenir la demencia”. Lo dice la última recopilación de la Comisión Lancet 2017 sobre los factores de riesgo que podemos modificar para disminuir las probabilidades de desarrollar alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas. Nadie debería dejar de lado el documento, teniendo en cuenta que, “según este informe, hasta un 40% de los casos de alzhéimer y otras demencias se podrían prevenir o retrasar”, dice Silvia Gil, vocal de la Sociedad Española de Neurología.
Es una buena noticia que se asimila con júbilo, pero saber qué hay que hacer exactamente para rebajar las probabilidades de evitar —o retrasar— la enfermedad es más complicado. Los autores de este informe han hecho una clasificación de estos factores de riesgo y de las pautas de actuación más efectivas según el segmento vital de cada uno, y han seleccionado aquellos que la ciencia señala que pueden ser efectivos durante la vida temprana, que establecen hasta los 45 años. Estos son los deberes que le han puesto a quienes hayan cumplido los 40.
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