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Ascensión Jiménez Mejías: «Trabajar contra el alzheimer me hizo feliz»

Es una mujer que se siente realizada, satisfecha por todo lo que ha hecho en su vida y su trabajo, que ha sido importante, dualidades esenciales de una existencia que ha tenido en muchas ocasiones un colofón espléndido. Cercana con sus amigos y vecinos, abierta al progreso, un tanto introvertida, una de las metas fundamentales en el vivir de Ascensión Jiménez Megías (Alpera, 7 de septiembre de 1947) ha sido  y es fomentar la relación y el respeto a todo y a todos. Por todas estas razones manifiesta que es feliz y sigue con ganas de vivir con la intensidad y la moderación que le permita el espacio y el tiempo en el que está inmersa.

Hija de Alfonso, agricultor y de Ascensión, ama de casa, estudió hasta los 10 años en el colegio de Las Esclavas de María de Alpera, luego se trasladó a Albacete para continuar estudios de bachillerato y al cumplir 18 años da un paso relevante en su vida cuando tomó la decisión de trabajar en Madrid, un poco en aquella línea apuntada por Séneca en el sentido de que «viajar y cambiar de lugar revitaliza la mente». Y la agudiza como fue el caso de esta emprendedora mujer albacetense, que gracias a un amigo de su padre encontró un trabajo muy atractivo.

«No era muy difícil encontrar trabajo entonces en Madrid. Y lo hice en una empresa de capitalización, una actividad relacionada con los seguros y ahorros y su proyección. Estuve en esta actividad hasta que me casé en el año 1971, cuando conocí a mi marido de forma casual», recordó Ascensión Jiménez.

Un nuevo paso se produjo cuando Ascensión recibe la oferta de trabajo para entrar en una empresa de estudios de mercado, pionera en aquella época en el panorama industrial y mercantil de España. «Comencé a trabajar de nuevo en 1984 en una empresa de estudios de mercado que se llama Docsa, que tenía muy buenas relaciones con Sachi, una agencia muy importante de publicidad. Mi trabajo era controlar estudios de mercado de empresas muy fuertes en aquel tiempo. Recuerdo especialmente, uno con los que trabajamos con más fuerza, concretamente el automóvil Renault Safrane. Nos llegó el proyecto del coche en papel y teníamos que buscar las estrategias mejores para su entrada en el mercado, así como los tetrabrik de una empresa sueca, también las gasolineras BP y algunos productos importantes de Ausonia. Esos años fueron para mí los mejores de mi actividad laboral», expuso Ascensión Jiménez.

Otra dimensión  relevante de su trabajo en aquel tiempo fue el inicio de la realización de encuestas políticas, «siempre físicas y nada de uso del teléfono. Uno de los que más interés puso en llevar a cabo entonces este tipo de trabajo fue Juan Ignacio Wert, hasta hace muy poco ministro de Educación». La crisis de 1993 dejó una influencia muy negativa para el conjunto de las empresas, también para Docsa, por lo que Ascensión decidió volver a Albacete ante las dificultades laborales en la capital de España.
«Al llegar a Albacete encontré trabajo en un estanco en la calle Zapateros, en donde he estado hasta mi reciente jubilación, un total de 20 años. Lo que más se vendía eran las marcas Fortuna, Malboro y Ducados por la relación calidad precio que tenían. Logré crear un ambiente muy bueno entre los vecinos de la zona, era un punto de encuentro en el que se generaban confidencias de todo tipo», afirmó Ascensión Jiménez.

La capacidad solidaria de esta albaceteña, que denota su amplitud de miras y su generosidad, hicieron que se integrara pronto en los movimientos asociativos de la capital y la provincia orientándose sobre todo a ayudar a personas con cualquier tipo de discapacidad. «El movimiento asociativo de la discapacidad me ha dado muchas satisfacciones, sobre todo en lo que he podido hacer desde sus inicios en la Asociación de Familiares de enfermos de Alzheimer, en cuya creación colaboré continuando hace 18 años más. Tengo el número tres de socio. El impulso máximo lo dio Anastasia, que ha hecho mucho hasta conseguir lo que se ha logrado. Tuvimos que empezar de cero, buscando fondos, apoyos, ayudas para generar actividades. Me ha llenado mucho esta actividad en mi vida, una de las que me siento más satisfecha. Estoy muy agradecida por todo lo que nos ayudaron, pues para muchas familias ha sido un alivio en un momento en que todo lo desconocíamos de este asunto en Albacete».

Ahora, desde otra perspectiva vive intensamente, se le nota feliz por todo lo conseguido, que ha sido mucho. Ascensión Jiménez Megías cumple como pocos la idea de Malcolm Forbes cuando dijo que «cuando dejas de soñar dejas de vivir». Sus sueños se han convertido en hermosa realidad. Eso dice mucho de esta excelente y querida mujer albaceteña.

Fuente: latribunadealbacete.es

Con la colaboración de