Un equipo de la universidad de Farmacia de Vitoria investiga la implantación de cápsulas con medicación en el cerebro para tratar el alzhéimer y el párkinson.
"Las sustancias son liberadas en el lugar donde deben actuar de una manera constante y en la dosis apropiada. Son mucho más eficaces que los administrados por vía oral”, explica la directora del estudio, Enara Herrán.
La meta de la investigación sobre el alzhéimer y párkinson es retardar o detener el progreso de estas enfermedades, de momento incurables, y a ese reto se han apuntado investigadores de la Universidad Pública del País Vasco. El mundo científico y los profesionales que tratan estos trastornos tienen la mirada puesta en los ensayos que se desarrollan en la Facultad de Farmacia de la UPV para mejorar la eficacia de los fármacos usados contra estas dolencias. Ambas enfermedades afectan a las neuronas: pierden su estructura y función, lo que provoca el deterioro las funciones motoras, cognitivas, sensoriales y emocionales del paciente. Solo en Euskadi el alzhéimer afecta a unas 35.000 personas mientras que el párkinson, a cerca de 5.000.
En los laboratorios de la UPV en Vitoria trabajan en un novedoso método no utilizado hasta el momento: la implantación directamente en el cerebro del paciente de unas cápsulas que contienen el medicamento para tratar esas patologías neurodegenerativas del sistema nervioso central.
La impulsora y directora de este estudio, Enara Herrán, investigadora del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica, pretender dar con una fórmula que incida sobre la raíz de estos males. Herrán manifiesta que los fármacos utilizados tanto en el tratamiento del alzhéimer como del párkinson, en muchos casos, no hacen sino mitigar sus síntomas; no actúan sobre el origen de la enfermedad. "Se trata de tratamientos, normalmente, a base de pastillas, administradas por vía oral cuyo resultado es limitado, pues solo consiguen suavizar sus síntomas”.
La investigadora ha fijado su interés en otros medicamentos, como los factores de crecimiento, que sí están logrando hacer frente al alzhéimer y al párkinson. Estos impiden la pérdida de neuronas y contribuyen a la formación de nuevas células que sustituyen a las neuronas perdidas reduciendo así la neurodegeneración.
Pero estas sustancias tiene un inconveniente añadido, no hay una manera eficaz y segura de administrarlas y por ello se desechan. Según las explicaciones de Herrán, para llegar hasta las neuronas “los medicamentos han de atravesar la barrera hematoencefálica, un objetivo nada sencillo”.
Y este obstáculo, hasta ahora insalvable, es precisamente el que pretende superar la investigadora. Su trabajo se centra en introducir los factores de crecimiento en micro y nanocápsulas, “para administrarlos con gran eficacia y seguridad”, que se implantarían en el cerebro mediante una craneotomía. "Así, los fármacos serían liberados en el lugar donde debe actuar de una manera constante y en la dosis apropiada", explica Herrán. Las micro y nanopartículas liberan dichos factores de crecimiento en un plazo de tiempo entre 2-3 meses a un año, hasta que se degrada el polímero que los contiene. De esta manera, se evita que el paciente deba tomar el medicamento diariamente.
Pero no es esa la única ventaja de este tratamiento alternativo encapsulados en un polímero biocompatible y biodegradable. Según ha comprobado el equipo investigador de la Universidad vasca en experimentos realizados con ratones y ratas, “los fármacos encapsulados son mucho más eficaces que los tomados por vía oral”, asegura.
Según ha explicado Herrán, consiguen micro y nanopartículas utilizando varias técnicas de encapsulación. Primero realizaron las pruebas con el párkinson en cultivos celulares para después experimentar en ratones. “En ambas pruebas obtuvimos buenos resultados", recuerda la investigadora que resalta que los ratones tratados con partículas han mejorado notablemente. "Se advirtió una gran mejoría