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Ayudan a enfermos a frenar los síntomas del alzhéimer

Dos neuropsicólogas consiguen retrasar los efectos de la pérdida de memoria en talleres que imparten en el IMAS

El alzhéimer todavía no tiene cura, pero se puede frenar su avance. A esto último es a lo que se dedican a diario dos neuropsicólogas de la Asociación de Alzhéimer Cartagena y Comarca. Nayra Ardil y Sonia Galloso, que ayudan cada semana a más de setenta afectados por esta enfermedad a recuperar las facultades físicas y mentales con una serie de talleres en la sede del IMAS (Instituto Murciano de Acción Social).

«Lo hemos comprobado nosotras mismas. Ya nos ha pasado alguna vez que ha llegado alguien aquí que no escribía nada y hemos conseguido que aunque no tenga una caligrafía perfecta, coja un lápiz y haga algunos trazos o, por ejemplo, esta señora», dijo ayer Nayra mirando a Cecilia. «En casa no hablaba nada de nada y aquí ya se queja de algo o repite palabras que le decimos», señaló.

Por ahora, este tipo de talleres sólo los realiza en Cartagena la Asociación de Alzhéimer. Más de sesenta personas acuden ya a ellos y, según Galloso, el número va en aumento: «Un enfermo de alzhéimer no tiene por qué tener de sesenta años para arriba. La gente se sorprendería de saber que aquí la mayoría de los que vienen tienen cuarenta o cincuenta años y no sabemos por qué, pero la enfermedad se desarrolla cada vez más temprano y cuanto antes aparezca, antes se deteriora la persona».

Sin centro de día

Los síntomas que aparecen son distintos según la edad, explicó Esperanza Badallo, una de las responsables de atención a la familia. «O puedes empezar a olvidarte de las cosas o te encierras en ti mismo y no hablas o sales un día de paseo, te desorientas y no sabes regresar. También se pueden dar los tres síntomas a la vez. Es muy duro ver que tu padre lleva treinta años viviendo en la misma casa y que un buen día no sepa ni dónde está la cocina. Eo asusta mucho a las familias y se pasa muy mal».

Estos talleres sirven también a la Asociación de Alzheimer a contrarrestar la espera para ser atendido en la Unidad de Demencia del Hospital del Rosell y que los médicos valoren al paciente. «Dan cita para dentro de un año. Sabemos que el proceso es largo y que es una enfermedad complicada de diagnosticar. Mientras no les atienden, nosotras podemos intentar frenar la enfermedad y el deterioro de la persona», añadió Nayra Ardil.

En los talleres, los enfermos realizan dictados, hacen ejercicios de sumas y restas y responden a preguntas sencillas en voz alta, entre otras actividades. «Hay veces que les dejamos encargados de la clase y hacemos como que nos vamos. Eso a ellos le hace sentirse importantes y bien consigo mismos. También ayuda darles alguna responsabilidad. Ya hemos conseguido que algunos vengan solos a clase. Aquí hacemos muchos ejercicios, pero tampoco podemos hacer más porque carecemos de espacio», explican las responsables de estos talleres.

Éste es otro de los problemas de la Asociación de Alzhéimer. El director de la asociación, Antonio López, resumió así la situación: «Ahora compartimos clase también con los del párkinson.Nos han dado una clase en La Milagrosa, pero es lo mismo que tenemos aquí. Es un aula vacía. No hay sala de espera para que estén los familiares... ni nada. Lo que tendría que hacerse es un centro de día en condiciones para estos enfermos».

Fuente: laverdad.es

Con la colaboración de