La Federación Mundial de Musicoterapia define la musicoterapia como “el uso de la música y/o sus elementos musicales por un musicoterapeuta cualificado, con un paciente o grupo, en un proceso diseñado para promover y facilitar la comunicación, el aprendizaje, la movilización, la expresión, la organización u otros objetivos terapéuticos para trabajar las necesidades físicas, emocionales, sociales y cognitivas de las personas.”
La Asociación Americana de Musicoterapia manifiesta que “las intervenciones en musicoterapia se pueden diseñar para mejorar el bienestar, controlar el estrés, disminuir el dolor, expresar sentimientos, potenciar la memoria, mejorar la comunicación y facilitar la rehabilitación física”.
Para la realización de una sesión de musicoterapia se pueden emplear muchos diseños y se planifica según las necesidades y objetivos individuales.
Estudios han demostrado que la música influencia las respuestas fisiológicas y el estado de ánimo, y que tiene gran poder para evocar recuerdos y asociaciones (Radocy & Boyle, 1997). Personas con enfermedad de Alzheimer recuerdan melodías y canciones antiguas y la música puede ser un medio para atenuar reacciones conductuales y/o emocionales.
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