El deterioro cognitivo en la tercera edad supone la pérdida de funciones básicas del cerebro como la memoria, la velocidad de procesamiento de la información y la capacidad de atención. Este puede ser leve o progresar y agravarse hasta que llegue a evolucionar hacia la demencia senil, es decir, la enfermedad de Alzheimer en su última etapa. Según la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA), "se calcula que el 7% de las personas mayores de 65 años y hasta el 50% de las mayores de 85 años padecen la enfermedad, lo que supone que hasta 1.200.000 personas sufren la enfermedad en España”.
No obstante, un estudio que se publicó en la revista Neurology, órgano oficial de la Academia Americana de Neurología (ANN), indicó que existe una relación entre caminar despacio y el riesgo de Alzheimer. Un signo muy sutil que podría permitir detectar la enfermedad en sus inicios o, incluso, antes de su aparición. Una afirmación que hizo que todas las miradas se dirigieran a este increíble descubrimiento. El estudio recoge que el aumento de las placas beta-amiloide en el cerebro y que pueden provocar ese caminar despacio que puede estar relacionado con la enfermedad de Alzheimer.
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