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Cientos de ciudadanos secundaron la marcha solidaria del alzheimer

En Gipuzkoa 8.000 familias conviven con esta enfermedad. «Es duro ver cómo esa persona que quieres se va quedando en nada poco a poco», relata Amaia Mondragón

«Queremos que deje de ser un tema tabú y que la sociedad se implique en este tipo de enfermedades degenerativas» aseguró ayer el presidente de Afagi, Koldo Aulestia, durante la primera marcha solidaria por el alzheimer que se celebró ayer en San Sebastián y que reunió a alrededor de trescientas personas. Además Aulestia añadió que «la sensibilidad no es sinónimo de compasión, ni de pena».

Con un pañuelo verde `fosforito´y a ritmo de una animada charanga homenajearon a todas las personas que padecen alzheimer y a quienes cuidan de ellas. Aquellos que se toparan ayer por la mañana con esta marcha solidaria, pensarían que se trataba de una fiesta de barrio o algo por estilo, pero la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Gipuzkoa (Afagi), organizó su primera salida a la calle después de veinte años de existencia y quisieron poner una sonrisa en el rostro, al menos por un día, a esas personas que sufren esta enfermedad.

Convivir con la demencia

Naroa Díaz es una trabajadora social de Afagi, su turno de trabajo es de 9:00 a 18:00, pero para ella más que un trabajo es una vocación. «Los familiares tienen que entender que ya no se pueden comunicar igual con esa persona, que ya no razona de la misma manera» asegura Naroa, que considera muy importante aportar información a las familias. «El médico les diagnostica la enfermedad pero aveces no les facilitan pautas de cómo llevarla en el día a día».

Serapi Aranzabal y Amaia Mondragón son un claro ejemplo de superación. Las dos encontraron un apoyo fundamental en Afagi cuando sus seres queridos sufrieron alzheimer y ahora, después de varios años, ejercen de voluntarias en la asociación y ayudan a los familiares que sufren esta demencia. Serapi hace 10 años que perdió a su marido por esta enfermedad: «He echado de menos que se acordaran del cuidador, porque todo el mundo se acuerda del enfermo, pero ¿y el cuidador?». Por su parte, Amaia, cuya ama también murió tras padecer esta enfermedad, asegura que «lo más duro de la enfermedad es ver cómo esa persona que quieres se va quedando en nada poco a poco».

Jesús Rodríguez tiene 76 años, su mujer Josefa Burguete 78 años y hace siete que sufre alzheimer. Él tiene un 65% de minusvalía, por lo que en muchas ocasiones se ve incapaz de ayudar a su mujer y es por eso que aparte de acompañarle al centro de día, se ha visto obligado a contratar a una mujer que les ayuda durante dos horas diarias. Jesús cuenta que «he tenido que apartar mi vida social por estar con ella, pero anteriormente ella estuvo a mi lado en todas mis operaciones, así que es poco todo lo que pueda hacer por mi mujer».

«No estás solo»

El alzheimer es una enfermedad degenerativa que ataca a las neuronas y va deteriorando progresivamente las capacidades mentales y físicas del enfermo, llevándole a una total dependencia. Este tipo de demencia es una realidad cada vez más presente para la sociedad, aunque en muchos casos se sufre en el más absoluto silencio.

 

En Gipuzkoa en concreto la sufren diariamente unas 8.000 familias y se prevé que para dentro de diez años la cifra se duplique. Las causas de esta enfermedad no se conocen, por lo que no existe ni prevención ni cura. Y el tiempo medio de supervivencia es de 15 años. Ante todo esto, Afagi quiso recordar que «ante el alzheimer no estás solo, con la solidaridad de todos podemos ayudar a las familias que tienen que dejar su trabajo y su vida social para dedicarse exclusivamente al cuidado del familiar».

Fuente: diariovasco.com

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