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Cita Alzhéimer entra en el proyecto que busca medicación para fases tempranas

  • Es la primera iniciativa europea con el reto de «parar la enfermedad antes de que dé la cara»

  • Euskadi se posiciona así como un lugar en el que se podrá aplicar todo lo novedoso que surja de las investigaciones y acceder a las tecnologías que se implanten

Cita Alzhéimer y su investigación forman parte del proyecto europeo EPAD, una iniciativa en la que están presentes 35 instituciones académicas y laboratorios farmacéuticos, que se centra en una de las fases más tempranas del alzhéimer, la conocida como preclínica. Y lo hace para poder probar medicamentos que, si bien son poco eficaces cuando la enfermedad ya presenta síntomas, pueden tener relevancia en las fases más precoces.

«Es la primera iniciativa en Europa para intentar demostrar que el alzhéimer se puede parar antes de que dé la cara». Son palabras del neurólogo Pablo Martínez Lagé, director de ese experimento pionero de Cita que se inició en 2010 y que pretendía estudiar y buscar marcadores de alzhéimer en personas con cerebros sanos o, al menos, sin síntoma alguno.

El caso es que la ciudadanía -en Cita Alzhéimer se cuenta que fue lo que les resultó más asombroso- respondió al llamamiento y se formó esa joya del centro que son los quinientos voluntarios que cada dos años se someten a las pruebas, algunos, incluso, a la punción lumbar, a la que en general las personas son más reticentes, aunque no tiene consecuencias.

El proyecto Deba y sus más de setecientos mayores de 65 años que han pasado ya por esa fase de cribado que se ha realizado en el laboratorio contra el alzhéimer en el que se ha convertido la localidad costera han puesto la guinda a las investigaciones y han sido fundamentales para que el proyecto europeo EPAD se fijara en Cita Alzhéimer para su ambicioso objetivo. Y es que seis años más tarde de que Martínez Lagé pusiera en marcha el programa, la comunidad científica tiene claro que la prevención debe hacerse en la llamada fase preclínica, que es en la que la investigación europea va a centrarse.

Posición privilegiada

Junto al instituto Pasqual Maragall de Barcelona, Cita es el único centro elegido de todo el Estado para participar en este experimento, algo que posiciona a Gipuzkoa y a Euskadi en un lugar privilegiado «porque todo lo novedoso se va a poder aplicar aquí y porque estamos en una posición preferente para poder acceder a toda la nueva tecnología que se pueda implantar».

Martínez Lagé explica que la enfermedad tiene tres fases. La preclínica es la primera de ellas, porque se trata de gente que tiene algún depósito de la proteína amiloide, «la proteína mala del alzhéimer», pero no lo sabe nadie y además no presenta ningún síntoma.

Esa persona es candidata a desarrollar este mal -«es una fase que se detecta muy bien»-, pero a quien la tiene «no le podemos decir si contraerá o no la enfermedad porque no lo sabemos. Ese es el problema».

En esa vía va a seguir investigando Cita, «aunque esta vez con ancho europeo». Los quinientos voluntarios, a los que les tocan nuevos análisis el año que viene, pasan a formar parte del banco de datos europeo, pero para ellos y para su vida no cambia nada.

Solo saber que van a formar parte de una ambiciosa investigación y que pueden acabar siendo quienes reciban esa medicación experimental que quiere probarse a personas en la fase preclínica, en el caso de que la precisen.

Un 10%, guipuzcoanos

El proyecto europeo EPAD ha elegido regiones e investigaciones que puedan proporcionarle lo que se llama una cohorte de personas a las que se han realizado pruebas, estuvieran sanas o no.

Todos aquellos que se encuentren en fase preclínica de la enfermedad entrarán en su censo, pero también un porcentaje de esas personas sanas a las que se ha analizado. En total serán unas 6.000 personas en todo Europa, de las que 1.500 entrarán en los ensayos clínicos para la medicación. Un 10% de todos ellos, según los cálculos de Martínez Lagé, serán guipuzcoanos.

Se les aplicará un tratamiento experimental que ya se ha ofrecido a personas que tienen la enfermedad, aquellos que ya muestran, al menos, sus primeros síntomas. Pero no ha funcionado como hubiera deseado la comunidad científica y médica.

«Lo que piensan los investigadores es que son medicaciones certeras que no han obtenido los resultados esperados porque no se han aplicado en el estadio que se debiera. Lo importante es que vamos a ser una de esas cohortes que se van a someter a análisis y que podremos tener acceso a esos productos».

Al neurólogo le gusta comparar este temido alzhéimer con otras enfermedades no menos impactantes, pero que han avanzado en su tratamiento. «Hace treinta años, el diagnóstico de un cáncer de mama se podía hacer en la mayor parte de los casos cuando ya había metástasis en el cuerpo de la paciente. Ahora, con las mamografías y la prevención, se detecta sin que ni siquiera la persona haya detectado un bulto, se trata y los resultados no tienen nada que ver, con una supervivencia altísima. En el alzhéimer estamos en la fase en la que todo es metástasis, en la que no tenemos todos los datos certeros que necesitaríamos».

La participación en el programa europeo puede cambiar muchas cosas, sobre todo si la medicación es capaz de frenar la enfermedad. Martínez Lagé prefiere ser cauto.

Fuente: diariovasco.com

Con la colaboración de