Sesenta mil personas viven solas en la provincia de León, la mitad de ellas tienen más de 65 años y la mayoría son mujeres. Los datos del INE reflejan en números una realidad social que después del confinamiento por la pandemia deja al descubierto la precariedad y la falta de recursos con los que viven muchas personas mayores que están fuera de las redes de ayudas, y que muestran carencias invisibles que asociaciones como Alzhéimer León trabajan por destapar.
Los mayores confinados en sus domicilios sin familiares cercanos y sin contactos han sufrido una de las caras más duras del aislamiento en viviendas que, por su antigüedad y por el perfil de los inquilinos, no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad, según detectan desde Alzhéimer León. Una realidad de la que no hay datos y que deja al descubierto el proyecto de Emergencia Social de Alzhéimer León, una iniciativa que comenzó en 2019 con una ayuda de 5.000 euros del Ayuntamiento de León y media docena de usuarios, y que en el año de pandemia incrementó la actividad hasta alcanzar el medio centenar de mayores identificados que viven en el entorno del barrio donde está ubicado el centro, sin familia y sin recursos ni económicos ni cognitivos para resolver cualquier gestión cotidiana. El programa recibió en 2020 una subvención de 25.000 euros de la Junta con cargo al IRPF, un apoyo que asciende este año a 18.000 euros. El proyecto de Alzhéimer León no sólo atiende a usuarios del centro sino que trabaja como enlace para detectar carencias de cualquier persona mayor que viva sola. En algunos casos son los vecinos de los mayores los que dan la voz de alarma ante los cambios en las costumbres y comportamientos de los ancianos.
Más información: Diario de León