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Cómo estimular la mente de una persona con alzhéimer en 5 puntos

Estimular la mente de una persona con alzhéimer lleva práctica, planificación, ganas y afecto, mucho afecto. Comienza por recopilar material que puedas usar y sigue por establecer una rutina semanal.

Siempre estamos hablando de la estimulación cognitiva, de lo beneficiosa que es, de cuánto contribuye a llenar de dinamismo la vida del enfermo, sin embargo, creo que nunca hemos llegado a dar consejos prácticos de cómo se puede desarrollar.

Día de reparación de errores: hoy vamos a mencionarte 5 puntos básicos para que logres estimular la mente de una persona con alzhéimer en fase leve o moderada, para las fases avanzadas también hay opciones, pero merecen un artículo especial que ya haremos más adelante.

¿Qué es la estimulación cognitiva?

Este término generalmente se emplea para referirse a una serie de actividades que buscan de forma organizada y con una base científica, estimular procesos como la memoria, el lenguaje, la atención, los movimientos voluntarios o el pensamiento, es decir, las funciones que están deterioradas en la enfermedad de Alzheimer.

Las actividades que se agrupan bajo el término estimulación cognitiva son muy diversas, entre las más conocidas:

  • Actividades de lápiz y papel, como las que vienen en los famosos cuadernillos Rubio
  • Musicoterapia
  • Terapia con mascotas
  • Reminiscencia
  • Actividades basadas en ordenador o móvil
  • Wii terapia

Hay un punto importante que debemos aclarar: una cosa es la estimulación cognitiva tradicionalmente entendida como actividades estructuradas y con una base científica y otra, estimular la mente de una persona con alzhéimer, que es un fin y no un método. Esto último, estimular la mente, diversas investigaciones han sugerido que puede hacerse a través de cosas tan cotidianas como conversar o realizar actividades básicas.

¿Funcionan por igual? No se sabe. Tal vez la clave sea que llevar una vida mentalmente estimulante contribuya a disminuir el riesgo de desarrollar alzhéimer, mientras que, cuando ya la enfermedad está instaurada, se hace necesario acudir a “la artillería pesada”, es decir, a actividades desarrolladas específicamente para enlentecer el deterioro cognitivo.

También es cierto que cuando una persona desarrolla alzhéimer sus habilidades van deteriorando lenta, pero implacablemente. Y si en un inicio dejó de hacer la compra, en pocos años ya no será capaz de bañarse. Su vida diaria corre el riesgo de transcurrir en un sillón sin hablar con casi nadie. El daño que ya de por sí hace la enfermedad, se ve potenciado por un existir sin estímulos.

También te puede interesar leer:  Estimular el cerebro funciona: 1929 adultos mayores y 4 años de estudio así lo sugiere.

Cómo estimular la mente de una persona con alzhéimer.

  • Reúne material e ideas para realizar la estimulación cognitiva

Ya hablamos que en cualquier librería te puedes encontrar cuadernos de estimulación y en Internet los puedes descargar gratuitamente, como estos de la Fundación ACE, y después llevarlos a imprimir.

También puedes contratar el acceso a alguna de las muchas plataformas online que en la actualidad se dedican a desarrollar actividades de estimulación cognitiva, como Lumosity. Incluso, puedes bajar la aplicación y hacerlas desde una Tablet o móvil. Pero estas actividades prediseñadas son solo el comienzo, lo más sencillo que puedes hacer.

La estimulación del funcionamiento mental puede realizarse desde el día a día. Puedes convertir actividades cotidianas, llenas de sentido, en un excelente momento para potenciar las funciones cognitivas.

Por ejemplo, organizar un armario. En este caso no es decirle que doble ropa sin más, sino que lo interesante está en hacer que el enfermo tenga que tomar decisiones en función de un criterio. Calma, ya te explico que queremos decir con eso.

En lugar de decir que doble simplemente la ropa que le vas poniendo delante ¿Qué tal si tiene que escoger solo los pantalones y doblarlos? Tú te encargas del resto de las prendas. Después, puedes decirle que los coloque en un lugar en específico. Las instrucciones mejor darlas poco a poco, primero una, después la otra, así evitas que las olvide.

Recuerda que las actividades deben:

  1. Estar en consonancia con el nivel actual de funcionamiento de la persona. Si es muy fácil puedes lograr que se aburra, además de sentirse avergonzado. Si es muy difícil, se frustra y le creas ansiedad. El equilibrio lo irás encontrando en el día a día.
  2. Dentro de lo posible, que tengan un significado, una utilidad.
  3. Ser motivantes, no convertirse en una obligación que rechace. Tener en cuenta sus gustos es importante. Si le gusta ver la tele puedes ponerle programas antiguos y decirle después que te cuente qué ha pasado, que te describa el vestido que llevaba fulana, etc.
  • Define horario, frecuencia y duración

Las rutinas son importantes para los enfermos y sus cuidadores. Hacer de la estimulación cognitiva parte de la cotidianidad facilitará mucho las cosas. Sería aconsejable establecer los días a la semana en que van a realizarla, así como el horario y la duración.

Lo ideal es que sea como mínimo tres días a la semana en el horario de la mañana, durante 30-45 minutos, aunque dependiendo de las condiciones del enfermo puede ser más o menos.

  • Adapta las actividades a la situación del enfermo

Ya lo hemos mencionado, pero es algo sobre lo que debemos insistir. Dependiendo de la fase del alzhéimer en que se encuentre la persona, pueden realizarse unas actividades u otras. Incluso, en una misma fase unos enfermos pueden tener síntomas que les impida desarrollar determinado tipo de ejercicios.

Por ejemplo, si es una persona con niveles muy elevados de ansiedad, que está constantemente moviéndose, puede ser casi un imposible lograr que se centre en realizar actividades de lápiz y papel. En su lugar pueden salir a andar y en el camino realizarle preguntas sobre las cosas que ven.

  • Planifica los contenidos y objetivos de la estimulación cognitiva

Por contenido nos referimos a las actividades específicas y por objetivo al tipo de proceso al que esa actividad debe estimular. Esta idea la verás muy clara en un cuadernillo: las actividades vienen divididas según los procesos que estimulan (aunque en la práctica siempre se trabaje sobre varios), por ejemplo, ejercicios para la memoria, para el lenguaje, para la orientación, etc.

Intenta hacer un ciclo semanal que abarque todos los procesos. Si los cuadernillos y otras actividades prediseñadas no puedes realizarla con el enfermo, entonces ten en cuenta los procesos cognitivos a la hora de realizar tus propias actividades. No solo será más efectivo, sino que te dará muchas ideas sobre qué hacer. No es lo mismo preguntarte: “¿Qué hago hoy para estimular la mente?” que “¿cómo estimulo la memoria y el lenguaje el martes?”.

  • Regula los niveles de ayuda

El querer hacer las cosas por ellos es casi un reflejo automático ¡Paremos! No es bueno ni para el enfermo, el cual pierde habilidades, ni para el cuidador, que está labrándose el camino más corto a esa inevitable dependencia.

Lo mejor es ofrecer los niveles de ayuda justa, ni más ni menos, dale tiempo a que resuelva las cosas por sí mismo, recuerda que ya su ritmo es otro. Si ves que necesita ayuda, entonces comienza por ofrecer la mínima, en muchas ocasiones una simple pista es suficiente para que siga por sí mismo.

Fuente: 2ti.es

 

 

Con la colaboración de