Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), determina que los síntomas depresivos, la fatiga pandémica y las reducidas relaciones sociales han influido negativamente en el nivel de actividad física que las personas mayores han mantenido durante el confinamiento por la COVID-19 en España. Este estudio ha sido impulsado por el profesor Marco Inzitari, presidente de la Sociedad Catalana de Geriatría. El estudio ha permitido hacer el seguimiento dinámico de un total de 98 personas.
El estudio tiene la ventaja de emplear los mismos instrumentos antes y después del confinamiento estricto y comparar la situación de los participantes, puesto que se había iniciado antes de la pandemia para evaluar el impacto de un programa de envejecimiento saludable.
La iniciativa, +ÁGIL Barcelona, que ofrece recomendaciones de actividad física a los participantes, es un programa de intervención para la promoción de la salud y el envejecimiento saludable dirigido a personas de especial fragilidad. "Personas que todavía son relativamente autónomas y que manifiestan signos de fragilidad, pero que se encuentran en una fase muy precoz, hecho que las identifica como las candidatas ideales para una intervención", explica Inzitari, que también es miembro del grupo multidisciplinario de COVID-19 del Ministerio de Ciencia e Innovación.
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