Sólo son necesarios siete días para mejorar su agilidad mental. Ni más ni menos. Al menos, así lo afirma Néstor Braidot, investigador y autor de numerosos libros sobre neurociencia. Eso sí, siempre y cuando sigua sus consejos y practique los ejercicios que recomienda en su último libro: «Mejora tu agilidad mental en una semana» y en el que asegura puede ayudarnos a conseguir tan ambicioso objetivo. La única receta es la constancia y seguir unas pautas muy concretas.
Hacer deporte.
Mens sana in corpore sano. Es algo por todos conocido pero que pocos llevan a cabo. Braidot asegura en su libro, «el ejercicio físico contribuye a la generación de nuevas neuronas en el hipocampo» por lo que, dice el experto, «los beneficios de hacer deporte son acumulativos». ¿Cómo se explica esto? «Quienes realizan algún tipo de actividad aeróbica tienen menores niveles de estrés, lo que provoca una especie de 'limpieza' en el cerebro contribuyendo así a una mayor velocidad en el flujo de la información».
Cuidar la alimentación.
Braidot aclara que «los malos hábitos alimentarios afectan al desempeño de las funciones clave para la agilidad mental». Como explica el experto en su libro, «un estilo de vida con mayor riesgo cardiovascular se relaciona con una pérdida más notable de volumen cerebral, especialmente en el hipocampo».
Braidot recomienda, por ello, dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados para favorecer el nacimiento de nuevas neuronas e incluso, en algunos casos, retrasar la aparición y evolución del Alzhéimer. No en vano, y como advierte el especialista, deberás acudir siempre a un experto en nutrición para que diseñe la mejor dieta en función de tu condición física.
Evitar el sedentarismo mental.
«El cerebro de una persona que se interese por el conocimiento, toque un instrumento o aprenda un nuevo idioma funcionará mucho mejor que el de otra que lleve una existencia pasiva», asegura este experto. También recomienda llevar una vida socialmente activa: «La actividad social es imprescindible para agilizar las funciones cerebrales desde el nacimiento. La interacción social genera mayores ramificaciones dendríticas en el cerebro, lo cual facilita la conexión entre neuronas».
Practicar la relajación.
Reducir los niveles de estrés influirá drásticamente en nuestra actividad cerebral. El trabajo, los niños, el dinero... las preocupaciones del día a día repercuten en el cerebro mucho más de lo que pensamos. Nuestra mente nos agradecerá el dedicar algunos minutos del día a la relajación.
Dormir bien.
Es imposible que el cerebro funcione adecuadamente si no se le proporciona el descanso que necesita. Los trastornos del sueño, dice Braidot, «afectarán negativamente a nuestra agilidad mental» ya que «según varias investigaciones el sueño cumple un papel fundamental en la concentración, la memoria y el aprendizaje».
«Las funciones cognitivas más afectadas por la escasez, ausencia o interrupción de las horas de sueño son la atención y la memoria», advierte.
Actitud positiva.
Entrenamiento neurocognitivo.
Consiste en llevar a cabo ciertos ejercicios para desarrollar la concentración, la memoria y la velocidad a la que procesamos la información. Como asegura Braidot en su libro, el entrenamiento neurocognitivo «es el recurso más efectivo no sólo para desarrollar capacidades cerebrales clave para el trabajo y la vida sino también, y fundamentalmente, para mejorar la toma de decisiones».
Fuente: elcorreo.com