En la mayoría de los casos de demencia neurodegenerativa, la causa es una mezcla de la acción e interacción de diversos factores genéticos (60%) y ambientales (40%), que actúan como precipitantes, tales como la actividad física. Cuanto antes se adopten hábitos saludables, más protegido estará el cerebro.
- Haga ejercicio. Numerosas investigaciones han demostrado cómo el ejercicio es un gran aliado para la memoria y su mantenimiento. Resaltan la activación de una molécula conocida como el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, del inglés brain-derived neurotrophic factor) que pertenece a las neurotrofinas, una familia de proteínas que favorecen la supervivencia de las neuronas, incluso a edades avanzadas. Es decir, nunca es tarde para empezar a hacer ejercicio y prevenir el declive de los años. Además, ayudará a mantener a raya el peso y el perímetro de la cintura, que no sólo multiplica el riesgo de problemas coronarios o accidentes cerebrovasculares, también se ha asociado a la demencia. José Álvarez, jefe de servicio de Neurología del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, lo subraya en su consulta: "La actividad física, sobre todo el ejercicio aeróbico, aumenta la neuroplasticidad y el número de neuronas. Como mínimo debería realizarse tres veces por semana".
- Controle el azúcar y la tensión. Las personas que tienen diabetes, hipertensión arterial y altos niveles de colesterol LDL ('el malo') entre los 40 y los 64 años son más propensas a perder células cerebrales y sufrir así problemas de memoria y habilidades cognitivas. Los expertos insisten en el adecuado tratamiento de estos tres factores. Uno de los datos expuestos en la II Cumbre Mundial de Innovación en Salud (Wish Qatar), celebrada el pasado mes de febrero, en la que se discutió sobre demencia, apuntaba que una persona con hipertensión no tratada tenía 1,6 veces más riesgo de demencia.
- Evite el estrés. Episodios como un divorcio, la muerte de un familiar o problemas laborales, por ejemplo, podrían causar una cascada de reacciones fisiológicas en el sistema nervioso central, el sistema endocrino, el sistema inmune y el cardiovascular que, de forma conjunta, afectarían al funcionamiento del cerebro y, en consecuencia, aumentarían las posibilidades de desarrollar demencia.
- Aléjese de la depresión. Se ha visto que la inflamación del tejido cerebral que se produce con esta enfermedad mental puede contribuir al desarrollo de demencia. También ciertas proteínas del cerebro que se elevan si se sufre depresión y algunos hábitos vinculados a una depresión de larga duración, como la dieta, la cantidad de ejercicio que se realiza o el menor tiempo que se dedica a interactuar con otras personas, también influye en la pérdida cognitiva patológica. "Un cerebro optimista ayuda a ser más feliz y retrasa la oxidación cerebral y el riesgo de sufrir un ictus o Alzheimer", sentencia el neuropsicólogo Álvaro Bilbao.
- Duerma y descanse. El sueño no sólo tiene efecto inmediato en las funciones intelectuales y el estado de ánimo, sino que a largo plazo crea nuevas conexiones neuronales que protegen al cerebro de enfermedades neurodegenerativas.
- Deje de fumar. Además de sus efectos perjudiciales en cuanto a accidentes cerebrovasculares y enfermedades coronarias, aumenta en un 60% el riesgo de demencia. Según la OMS, puede estar detrás de hasta el 14% de los casos de Alzheimer.
- No beba. Un elevado consumo aumenta el riesgo de demencia y atrae enfermedades cardiovasculares, que son favorecedoras de las lesiones neurodegenerativas.
- Alíese con la dieta mediterránea. Este patrón alimenticio regado con aceite de oliva virgen extra o frutos secos no sólo protege al corazón, también al cerebro. Según la literatura científica, mejora significativamente la capacidad cognitiva de las personas mayores. Se recomienda, además, evitar la sal, los conservantes y los colorantes, que contribuyen a la inflamación del cerebro. Algunos estudios, puntualiza el Álvarez, "sugieren que el consumo moderado de café mejora el rendimiento cognitivo".
- Active su cerebro. La curiosidad y las nuevas experiencias también protegen de estos trastornos. Una persona muy cultivada, a lo largo de su vida, logra un cúmulo de conexiones sinápticas tan importante que su cerebro puede llegar a pesar 100 gramos más. En aquellas personas a las que les gusta la lectura, escribir, debatir o escuchar música, la pérdida de memoria asociada a la edad se retrasa. "Desaconsejamos las actividades pasivas como ver la televisión. Es preferible que huyan de la rutina, hagan cosas nuevas, se apunten a clases de baile, se aficionen a juegos recreativos, hacer crucigramas, puzzles, tetris, aprendan un nuevo idioma, hagan voluntariado... Huir de lo que se hace habitualmente requiere formación de sinapsis que ayudarán a combatir el envejecimiento. Es importante tomar decisiones", resume el neurólogo del Vall d'Hebron.
- Relacíonese y déjese querer. Junto con el ejercicio físico, la socialización ayuda a generar neurotransmisores, fortalece el sistema inmonológico y ayuda a prevenir la inflamación del cerebro, que interviene en el desarrollo de Alzheimer.
Fuente: elmundo.es