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Controlar el azúcar y la tensión para retrasar el Alzheimer

Quién no querría tener en sus manos la clave para cumplir años y seguir recordando los momentos importantes de su vida. A tenor de los últimos datos, un grupo de científicos sugiere que controlando los niveles de azúcar en sangre y la tensión podría prevenirse o retrasarse la demencia.

Así lo confirma un estudio que acaba ver la luz en la revista Neurology.  Según sus conclusiones, las personas que tienen diabetes e hipertensión arterial entre los 40 y los 64 años son más propensas a perder células cerebrales y sufrir daños en el cerebro, así como problemas de memoria y habilidades cognitivas, en comparación con quienes no han tenido nunca problemas de azúcar ni de tensión.

Ya hay estudios que asocian diabetes con Alzheimer. Uno de ellas, publicado en 2011, aseguraba que las personas con diabetes tienen doble riesgo de sufrir deterioro cognitivo que aquellas con niveles normales de azúcar. Sin embargo, entre unos trabajos y otros había disparidad a la hora de establecer la diabetes como factor de riesgo independiente (algunos trabajos no hallaban asociación).

En cuanto a la hipertensión, diferentes investigaciones han corroborado que las personas con hipertensión en el momento del diagnóstico del Alzheimer presentaban una evolución de esta enfermedad dos veces más rápida que aquellas que no tenían su tensión arterial elevada. El problema era que los expertos no podían descartar que entre los motivos se encontrase la medicación.

Además, "aún no están claros los mecanismos por los cuales se producen las lesiones cerebrales de la demencia. Podrían centrarse en las estructuras de los vasos sanguíneos, en las células de las neuronas, en la sinapsis que afecta al proceso neurodegenerativo...", señala Rosebud Roberts, principal autor del estudio y miembro de la Academia Americana de Neurología.

Con el objetivo de aclarar más este proceso, la relación entre diabetes e hipertensión con demencia y su posible utilidad en la prevención del Alzheimer, un equipo de científicos de la Clínica Mayo (Rochester, EEUU) ha realizado un test neuropsicológico a 1.437 personas con una edad media de 80 años. Hasta la fecha, agrega el responsable de la investigación, "no hay ningún trabajo en la literatura científica que analice la importancia de que la diabetes y la hipertensión aparezcan a una edad u otra".

Un panel de expertos les dividió en tres grupos: quienes tenían un nivel cognitivo normal, aquellos que tenían un leve deterioro y los que tenían demencia. Después, los participantes se sometieron a una resonancia magnética y con estas imágenes los investigadores querían buscar marcadores de daño cerebral. Analizaron posibles lesiones en la corteza cerebral, la sustancia blanca, el hipocampo, la actividad subcortical y todo el cerebro en su conjunto. Además, se estudiaron sus historias de diabetes e hipertensión.

De todos los participantes, 72 desarrollaron diabetes entre los 40 y 64 años, 142 en edades más avanzadas y 1.192 no tuvieron nunca. Un total de 449 personas presentaban hipertensión entre los 40 y los 64 años, 448 más adelante y 369 no mostraron alteraciones de este tipo.

El equipo de Rochester comprobó que, comparando con quien estaba libre de diabetes, quienes sí la tenían mostraban un volumen cerebral 2,9% más pequeño y el volumen del hipocampo era un 4% menor. "Tenían doble riesgo de sufrir problemas de memoria". Las personas con hipertensión también tenían dos veces más probabilidades de tener daños cerebrales. "Cuando estas patologías aparecían más tarde, los efectos cognitivos eran menores", apunta Roberts.

La lectura de estos hallazgos, continúa, es que las demencias tardan años en desarrollarse y pueden hacerlo como consecuencia de los daños cerebrales que podrían originar algunas enfermedades comunes, como en este caso la diabetes y la hipertensión. Quizás sería posible "prevenir o retrasar el deterioro cognitivo con el control del azúcar y la tensión".

Fuente: elmundo.es

Con la colaboración de