El confinamiento y el parón en la actividad de los centros de día cayeron como una losa en los pacientes de alzhéimer, que después de 114 días de encierro regresan esta semana a las terapias individuales y cognitivas en Pontevedra. «Estos 114 días cayeron como dos o tres años de avance de la enfermedad», reconoce José Manuel Fontenla, director del centro de día Alzheimer Pontevedra y de la Asociación de familiares enfermos de alzhéimer (Afapo), que reconoce un «deterioro brutal» en la vuelta a la actividad. El objetivo de esta vuelta a la actividad es ir trabajando con los pacientes para intentar frenar el avance de la enfermedad.
En este primer mes serán solo con terapias individuales de dos horas una vez a la semana, pero esperan ir incrementando hasta llegar a la actividad normal en septiembre. Por el momento el centro aún no está abierto para grupos hasta que el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés dé el visto bueno. «En este tiempo han tenido una pérdida muy importante de la autonomía, eran personas que a lo mejor antes se vestían bien solos y ahora ya no. Muchos no responden cognitivamente», indica Fontenla.
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