Poder salir a comprar o al médico, tener un fin de semana libre o, en el mejor de los casos, unas vacaciones, son peticiones que quedan en saco roto para los familiares de personas con alzhéimer a su cargo en Fuerteventura. Estos cuidadores creen que su situación se aliviaría si desde las instituciones se apostara por programas de respiro familiar. Hasta ahora no han encontrado respuesta a sus necesidades en una Isla donde, aseguran, en temas de dependencia “hay listas de espera para todo”.
Olga Posada sufrió hace algo más de un mes un percance que terminó en fractura de brazo y operación. Hasta la caída, Olga trabajaba en horario de mañana y las tardes las dedicaba a pasear con su madre de 88 años de edad y enferma de alzhéimer.
Para más información: Diario de Fuerteventura