Cesta de la compra

{{#if has_items}}
{{#each line_items}}
{{ full_title }}
{{ quantity }}
{{{ subtotal_human }}}
{{/each}}
Subtotal {{{ subtotal_human }}}
{{#if coupon_name}}
Cupón de descuento {{ coupon_name }} - {{{ coupon_discount_human }}} x
{{/if}} {{#if donation}}
Donación {{{ donation_human }}}
{{/if}}
{{#if shipping_handling_left_for_free}}
(Te quedan {{{ shipping_handling_left_for_free }}} para que el envío sea gratis)
{{/if}}
{{#if tx_okstock}} Envíos en 72h. {{/if}} {{#if delivery_date}} El pedido te llegará el {{ delivery_date_human }} {{/if}}
Total {{{ total_ceafa }}}
{{else}}
Actualmente no tienes nada en la cesta de la compra. Ir a la tienda.
{{/if}}

Cuidarlos para poder cuidar: la importancia de evitar el ‘síndrome del cuidador quemado’

Trastornos cognitivos que impiden la autonomía de los adultos mayores tienen una incidencia importante en la vida familiar.

Los médicos dijeron que había sido víctima de un ataque con escopolamina y que el efecto de la droga había adelantado 15 años los síntomas de una enfermedad progresiva, asociada al Alzheimer y al Parkinson.  En apenas una semana, el Señor Gómez había perdido muchas de sus funciones fisiológicas y no reconocía ni a su familia. Los médicos dijeron que el señor Gómez no volvería a tener una vida normal.

“No hubo recuperación, y comenzó una vida en la que mezcla realidad y fantasía”, dice su hija Luz Helena. A eso se enfrentó la familia, que después de 16 años se ha ido acostumbrado a su vida, aunque todavía le saque lágrimas.

De acuerdo con el médico geriatra Robinson Cuadros, el desarrollo de trastornos cognitivos mayores, conocidos anteriormente como demencias, afecta dramáticamente no solo a quien padece la enfermedad, sino también a la familia y a los cuidadores del paciente.

En este caso, las consecuencias más graves las ha enfrentado la mamá de Luz Helena, quien ha vivido el día a día del deterioro de su esposo. Ella se enfermó y debió recurrir a asistencia psicológica para enfrentar la situación. Es lo que los médicos llaman el ‘Síndrome del cuidador quemado’.

Para Cuadros, aquellos que se encargan de los enfermos requieren reconocimiento social por su labor, pero también reconocimiento económico, aseguramiento emocional y acompañamiento educativo. “Hay que cuidarnos para poder cuidar”, recalca el geriatra.

“Mi papá puede pasar una semana sin dormir y no siente sueño. En la casa a veces se levantaba en mitad de la noche y se alistaba para trabajar. Y el cansancio se le estaba notando más a mi mamá que a él”, recuerda Luz Helena.

Entonces decidió remitir a su papá a un centro de cuidado especializado. “Sentí que lo abandonaba y eso fue lo más duro para mí”, cuenta aún afectada, pero consciente de que los cuidados profesionales le vienen bien.

En estos casos, se aconseja contar con la opinión del médico tratante para orientar a la familia en la difícil decisión de si el paciente requiere o no un proceso de institucionalización.

Aún así, es de gran importancia que los pacientes se mantengan activos y con sentimientos de utilidad. “El reto es descubrir las capacidades y potencialidades para fortalecer rutinas y mejorar las técnicas de cuidado, para mejorar la calidad de vida en términos emocionales, espirituales, físicos y mentales”, señala Cuadros.

Fuente: minuto30.com

Con la colaboración de