El ensayo clínico y social se iniciará alrededor del 21 de septiembre, Día Mundial del Alzheimer
La protagonista es Deba, que desde la semana pasada planta cara al Alzheimer y se convierte en un laboratorio muy especial del que se extraerán datos que permitan aportar a Osakidetza un nuevo modelo asistencial para estos enfermos. No solo eso... También se aplicarán medidas para conseguir una sociedad más solidaria con quienes padecen esta dolencia cerebral, con ellos y con sus familias. La localidad costera se prepara para un gran ensayo clínico y otro social entre las mil personas que viven en el pueblo y que tienen más de 65 años. El pistoletazo de salida para lo que se ha bautizado como Stop Alzheimer 2020 fue un acto celebrado el viernes pasado en la iglesia de Santa María de la Asunción de Deba al que acudieron responsables de la fundación Cita Alzheimer y de Afagi, voluntarios, colaboradores y, sobre todo, vecinos interesados en conocer la iniciativa de la que ya se hablaba en el pueblo.
Uno de los padres de Cita Alzheimer, el neurólogo Pablo Martínez Lage afirma que el Proyecto Deba es innovador y ambicioso. «Mientras esperamos a ese fármaco milagroso que aún no existe, nos tenemos que mover como comunidad, no podemos estar impasible». El médico insistió en la importancia de concienciar a la población, de lograr diagnósticos tempranos y de utilizar los fármacos y las herramientas que pueden permitir una mejor calidad de vida y evitar la marginación social.
La incidencia
¿Sabían que la mitad de las personas que tienen Alzheimer están sin diagnosticar, hasta el 80% de quienes la padecen en estado leve? ¿Que la demencia senil no es tal porque esa demencia no la produce la edad sino una enfermedad? ¿Conocían que hay cuatro fármacos que estabilizan e incluso mejoran los síntomas?
Una de cada diez familias en las que hay personas mayores de 70 años tiene algún miembro que padece Alzheimer o algún tipo de dolencia similar.
Por cada uno de estos enfermos hay tres personas de su entorno que se ven afectadas. Más datos. Uno de cada diez mayores de 65 años tiene la enfermedad, cinco si se habla de mayores de 85. En Euskadi hay 60.000 afectados cuyo estado repercute en la vida de 240.000 personas de forma directa. Otro dato más: el 40% de los enfermos se ha sentido rechazado por su entorno.
Deba inicia con este proyecto una nueva etapa. El ensayo clínico y social se iniciará alrededor del 21 de septiembre, Día Mundial del Alzheimer.
Lo explicó Martínez Lage, que tiene por detrás a un voluntariado deseoso de colaborar. «No hace falta apuntarse en ningún sitio. El Ayuntamiento enviará una carta a todos los mayores de 60 o 65 años invitándoles a participar y a realizar unas pruebas de memoria». En los casos en los que el chequeo determine riesgos, el estudio médico será completado con evaluaciones neurológicas o resonancias magnéticas. Lo que se pretende con ello es mejorar las redes de diagnóstico y cuidado de los pacientes y avanzar hacia proyectos de investigación punteros en prevención y tratamiento, explican desde Cita Alzheimer.
También quienes den negativo en las pruebas podrán ser analizados, recordando siempre que es un programa voluntario. Se quieren obtener datos y las características demográficas de Deba aconsejan la idoneidad de este pueblo guipuzcoano, pero serán sus habitantes quienes decidan si participan o no. Como personas a estudiar o como vecinos dispuestos a convivir con la enfermedad de quienes viven cerca con normalidad.
Martínez Lage sí resaltó desde su lugar en el púlpito que lo que se pretende es obtener datos, que Osakidetza «cuente con la máxima información posible para que pueda dar una cobertura distinta». Su colega y miembro de la fundación Cita, Gurutz Linazasoro, también acudió al acto. «Estoy aquí porque el objetivo es derrotar al Alzheimer».
Koldo Aulestia, el presidente de la Asociación de familiares y amigos de personas con Alzheimer de Gipuzkoa, de Afagi recuerda que si el Alzheimer era un problema familiar hace 25 años, ahora es un problema social y sanitario de primera magnitud.
«Queremos generar un movimiento social fuerte que sea agente de cambio, romper la estigmatización que existe. Necesitamos a cada persona de Deba para que se conviva con la enfermedad, para que sea un pueblo amigable con esta dolencia que cuesta a cada familia 32.800 euros al año por paciente».
Fue el propio Aulestia el que explicó que además del ensayo clínico se hará un ensayo social, porque además de constatar la incidencia de la enfermedad en esta población guipuzcoana y extraer condiciones, también se va a conocer cómo se vive el día a día, cómo funcionan sus relaciones sociales.
Fuente: diariovasco.com
