Varios factores contribuyen al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. El principal riesgo para desarrollar esta patología neurodegenerativa es la edad, además de la herencia genética (especialmente ser portador del gen ApoE4) que marca una predisposición. Aunque esto no pueden cambiarse, sin embargo, otros factores que favorecen su aparición sí son modificables, como la hipertensión, la obesidad, la diabetes y el colesterol elevado. Controlar esos parámetros puede ayudar a que varias décadas más tarde aparezca el deterioro cognitivo.
Una artículo publicado recientemente en la revista "Neurobiology of Aging", firmado por investigadores de Estados Unidos, Reino Unido, Australia e Italia, destaca que varios estudios prospectivos han mostrado que determinadas pautas de alimentación y estilos de vida se asocian con un mayor riesgo de padecer alzhéimer, "sugiriendo que deben aplicarse estrategias de prevención para esos factores a partir de los cuarenta años. En cada una de esas áreas las evidencias científicas son incompletas". Sin embargo emprender ensayos clínicos que las validen en una patología como el alzhéimer, que empieza a gestarse dos décadas antes de que se manifiesten los primeros síntomas, es difícil y, en el mejor de los casos, los resultados no serán inmediatos.
Para actuar sobre esos factores de riesgo modificables, los autores recomiendan aplicar el mismo "principio de precaución". Este principio, recogido en la Unión Europea, respalda la adopción de medidas protectoras ante un "posible" peligro para la salud, aunque no se pueda determinar el riesgo con suficiente certeza. Por lo que han elaborado una serie de pautas para esquivar esta devastadora enfermedad.
Fuente: abc.es