«En la calle sentí que no podía con nada. Me desorienté y rompí a llorar como un niño. Muchas veces los vecinos me llevan a casa». Isaac tiene 54 años y hace cinco los médicos le diagnosticaron alzhéimer. La enfermedad muestra su cara más cruel con las personas jóvenes, un perfil que se ha incrementado en los últimos cinco años. El centro de referencia para el alzhéimer de León ha aumentado en un 60% las demandas de personas entre los 50 y los 60 años que acuden a las profesionales para participar en los programas. «Nos llegan más jóvenes. La gente se preocupa, la medicina avanza y la sociedad reclama hacer algo cuando antes», explican desde la asociación de León.
«No sé quien me dijo que tenía alzhéimer». A Isaac le fallan ya los recuerdos. «Soy consciente de que hay cosas que olvido y de que voy a olvidar. A veces voy por la calle y me quedo ‘petado’ porque no sé hacia donde voy ni donde estoy. Por eso llevo una pulsera con lo que me pasa y un teléfono de contacto de mi familia