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Descubren una nueva forma de proteger al cerebro contra el Alzheimer

“Hay que pensar en la enfermedad de Alzheimer como un gran rompecabezas en el que cada año se van colocando nuevas piezas”, explica Marco Prado, neurocientífico de la Universidad Occidental de Ontario (Western University), cuyo laboratorio ha identificado una de esas nuevas piezas, que puede ayudar a proteger al cerebro del daño asociado a la proteína beta-amiloide.

En el alzhéimer, la proteína beta amiloide tiende a formar pequeños grupos que pueden moverse libremente en el cerebro, denominados oligómeros solubles de beta amiloide, que preceden a la formación de las placas características de la enfermedad. Estos oligómeros ponen en marcha cascadas tóxicas para las neuronas ayudándose de la proteína priónica celular, que se sabe que también está implicada en esta patología neurodenerativa. El equipo de Prado ha descubierto que cuando una proteína llamada Fosfoproteina 1 inducible por estrés (STI1) interactúa con la proteína priónica celular disminuye la toxicidad de la proteína β-amiloide y protege las neuronas. La investigación se publica en el último número del Journal of Neuroscience.

STI1 es una proteína de choque térmico (HSP) que producen los astrocitos (un tipo de células del cerebro) en respuesta a sustancias tóxicas como la proteína amiloide.  STI1 se une a la proeteína amiloide para evitar que se agregue y disminuir así su toxicidad.

“Lo interesante de esta investigación es que al estudiar los cerebros de personas con enfermedad de Alzheimer, hemos visto que, en comparación con los controles de similar género y edad, aumentan los niveles de STI1. Creemos que este aumento es una respuesta compensatoria que podría proteger contra daños de la β-amiloide. Así que lo probamos en neuronas de ratón para ver qué pasa si se aumenta o disminuye los niveles de STI1,” explica Prado. “Cuando disminuimos los niveles de STI1, las neuronas se volvieron más sensibles a los ataques de β-amiloide, y cuando aumentamos la STI1, parecía mitigarse o reducirse la toxicidad del β-amiloide”.

La acumulación de proteína amiloide provoca un mal funcionamiento de las sinapsis (una unión especializada entre las neuronas que las permite comunicarse entre sí y transmitir los impulsos nerviosos), inhibe la potenciación a largo plazo que tiene lugar en esas estructuras y que es la base del aprendizaje y la memoria y favorece la muerte neuronal. Hasta ahora los mecanismos implicados en estas disfunciones neuronales no se conocían con detalle y esta investigación los aclara en parte y demuestra que la proteína priónica celular juega un papel hasta ahora desconocido en la protección de las neuronas en la enfermedad de Alzhéimer, a través de la fosfolipoproteína STI-1 inducida por estrés.

La investigación sugiere también una nueva ruta como blanco terapéutico para ayudar a desactivar la toxicidad inducida por los oligómeros de la proteína beta amiloide. “La enfermedad de Alzhéimer es muy compleja, pero están empezando a surgir nuevas pistas sobre cómo podemos ayudar al cerebro a resistir la toxicidad inducida por la proteína amiloide. Estamos empezando a ver los detalles de un gran cuadro. Todavía puede llevarnos años, pero vamos a armar este rompecabezas y encontrar una manera de frenar o curar esta enfermedad neurodegenerativa”, augura esperanzado Prado.

Fuente: abcblogs.abc.es

Con la colaboración de