«La necesidad obliga». Conchita tiene 73 años y desde hace siete es la cuidadora principal de su marido de 77, que padece alzhéimer. Su vida, como su casa, se acomoda cada año a las necesidades que impone la enfermedad. Una grúa para mover al paciente en la cama, que tiene que ser articulada, sillas de ruedas, pañales, ayuda externa y ayuda familiar. Todos los brazos son pocos. «Mientras yo pueda no quiero que lo toque nadie», asegura tajante.
Conchita es una de las personas cuidadoras de los 16.000 dependientes que hay en León. El 85%