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Diferenciar entre depresión y demencia en ancianos, reto para geriatras y AP

Diferenciar entre depresión y demencia es una de las dificultades que plantea la atención al anciano, explica a CF José María Jiménez Páez, responsable de Formación Continuada de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y geriatra de la Clínica El Brillante, de Córdoba.

El experto, coordinador del manual Depresión en el anciano. ¿Otra epidemia del siglo XXI?, de la SEGG y Wyeth, señala que a menudo la demencia presenta en sus fases iniciales características de un trastorno depresivo, como humor depresivo, quejas frecuentes y trastornos del sueño.

Al revés, la depresión en geriatría puede presentar alteraciones de la memoria, como apraxia o agnosia. "Pero, por otra parte, es muy difícil que en demencia avanzada exista un trastorno depresivo, mientras que la depresión en el anciano presentaría estas características muy peculiares".

Entre las pistas que guiarían el diagnóstico diferencial se halla la identificación de los primeros síntomas (humor depresivo frente a deterioro cognitivo) y velocidad de evolución. "En enfermedad de Alzheimer el inicio es más lento, mientras que en depresión suele haber un antecedente, como, por ejemplo, un ingreso hospitalario".

Además, las quejas son frecuentes en el paciente depresivo mientras el anciano con demencia apenas se lamenta. "En la demencia hay más labilidad, se intentan disimular los síntomas". La depresión es un problema frecuente en geriatría: entre los pacientes que viven en su propio domicilio se estima que afecta a un 20 por ciento; en medios residenciales alcanzaría a un 50 por ciento, y en pacientes hospitalizados, oscila entre un 25 y un 40 por ciento.

"La depresión en el anciano es la causa de ingreso en unidades psicogeriátricas en más del 50 por ciento de los pacientes". Pero, a pesar de su alta prevalencia, "es una de las más infradiagnosticadas y, en consecuencia, infratratadas". La detección precoz es sin embargo más importante en depresión geriátrica, que tiene peor pronóstico, un mayor riesgo de cronificación y de presentar recurrencias.

Jiménez Páez destaca que existen escalas de valoración breves que en pocos minutos permiten detectar la enfermedad en un ámbito tan cercano al paciente geriátrico como atención primaria.

Los cuadros de depresión en geriatría normalmente se enmarcan en lo que se conoce como trastornos adaptativos y a menudo se asocian a otras enfermedades crónicas y discapacitantes. "Los signos típicos en geriatría son pérdida de apetito, alteraciones del sueño y somatizaciones; es lo que se denomina depresión enmascarada".

El perfil correspondería al de un paciente hiperfrecuentador de los servicios de salud por motivos tan variopintos como "trastornos gastrointestinales, dolor, alteraciones de la concentración y la memoria o síntomas de ansiedad".

Desencadenantes

Otros rasgos, característicos de la depresión, también se presentarían en el anciano, como pérdida de energía, humor deprimido y sentimiento de culpa. "Muchas veces la depresión es difícil de diagnosticar y se achaca al mero hecho de ser anciano, y nada más lejos de la realidad; siempre existe una causa desencadenante".

El estado de salud del anciano, a menudo pluripatológico y polimedicado, eleva el riesgo de depresión. La insuficiencia cardiaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, antecedentes de un ictus o de un infarto de miocardio son frecuentes en el mayor y se asocian a menudo con trastornos depresivos. "Una reagudización de un bronquítico crónico, que sufre una inmovilización o padece algún síntoma geriátrico, como incontinencia de esfínteres, sufre un mayor riesgo de estos trastornos".

El consumo de ciertos fármacos también se asocia a esta enfermedad. Jiménez Páez resalta el consumo prolongado de benzodiacepinas, los antipsicóticos típicos como el haloperidol y algunos antineoplásicos, entre otros muchos. "Hay una relación muy estrecha también entre depresión y dolor, tanto oncológico como no oncológico". Si el dolor no se controla, sostiene, "puede abocar a un trastorno adaptativo en relación con este síntoma".

Otra comorbilidad frecuente es con trastorno de ansiedad generalizada, que se manifiesta con alteración de la concentración, tensión motora, insomnio, sudoración y algunas veces crisis de angustia. "Se produce en un 7 por ciento de la población mayor y siempre hay que sospechar que no exista un trastorno depresivo". Escala geriátrica de depresión de Yesavage. Sumar un punto si responde la opción señalada. Sospecha de depresión a partir de 5 puntos.

1. ¿Esta usted satisfecho con su vida? NO

2. ¿Ha abandonado muchas de sus actividades e intereses? SÍ

3. ¿Siente que su vida está vacía? SÍ

4. ¿Se siente a menudo aburrido? SÍ

5. ¿Está de buen humor la mayor parte del tiempo? NO

6. ¿Tiene miedo de que pueda pasarle algo malo? SÍ

7. ¿Se siente feliz la mayor parte del tiempo? NO

8. ¿Se siente a menudo desprotegido o desamparado? SÍ

9. ¿Prefiere quedarse en casa en vez de salir y hacer cosas? SÍ

10. ¿Cree que tiene más problemas de memoria que las demás personas? SÍ

11. En estos momentos, ¿cree que es estupendo estar vivo? NO

12. ¿Se siente inútil? SÍ

13. ¿Se siente lleno de energía? NO

14. ¿Piensa que su situación no tiene arreglo? SÍ

15. ¿Cree que la mayoría de la gente está mejor que usted? SÍ

Fuente: Correofarmaceutico.com

Con la colaboración de