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Donar el cerebro es hacer algo importante al final de la vida

Pilar e Irma Claro Sánchez son dos de las 18 nuevas personas (nueve hombres y nueve mujeres) que este año se han hecho donantes de cerebros. Las dos son también donantes de órganos. «Al final de la vida sí puedes hacer algo importante. Ya no los necesitas».

La Asociación Alzhéimer de León promueve la donación de cerebros después de que la Consejería de Sanidad haya abierto un Banco de Cerebros en el Hospital de León. El servicio, que depende de Anatomía Patológica, tiene ya nueve cerebros, inscritos en el Instituto de Neurociencias de Salamanca, que cuenta con 23 tejidos. Los tejidos de los cerebros están a disposición de los investigadores. «El objetivo de nuestra decisión de donar el cerebro es para que mejore la vida de los futuros pacientes». La ciencia necesita cerebros sanos en los que investigar las enfermedades neurodegenerativas. «El cerebro sigue siendo el órgano más desconocido. Por muchas pruebas que hagas no se puede acceder a él hasta que el paciente ha muerto. El análisis de un cerebro enfermo permite saber con exactitud el problema porque el diagnóstico en vida no es del todo fiable», explica Flor Juan, gerente de Alzhéimer León.

Pilar e Irma decidieron hacerse donantes a raíz de la enfermedad de su padre. «Nuestro padre tiene Alzhéimer desde el año 2013. Y no es el único de la familia. Sus dos hermanas y unos primos también tienen Alzhéimer».

Las estadísticas reflejan que un pequeño porcentaje de los casos de Alzhéimer (3%) son hereditarios y hay una prueba genética que detecta las posibilidades de padecer la enfermedad. «No pensamos hacerla», dicen las dos, «pero qué más da. No podemos hacer nada por evitarlo y no nos podemos quitar el cerebro».

Flor Juan, gerente de la asociación, asegura que el diagnóstico genético precoz puede ayudar a hacer una planificación de la vida «aunque no sirve para detener la enfermedad».

«Como nuestros familiares tenían la enfermedad de Alzhéimer, mi padre llevaba unos años visitando al neurólogo. Tenía miedo. Ahora, con 78 años, está en una fase en la que ya no es consciente de lo que hace, pero, sin embargo, sigue teniendo una buena capacidad para hacer cálculos mentales», aseguran.

El objetivo de la donación es ayudar a que los científicos a que conozcan cómo el alzhéimer o el párkinson afecta al cerebro de una persona más allá de los modelos de investigación en animales.

Una vez que los cerebros llegan al banco, la mitad se congela y la otra mitad se conserva en una serie de compuestos para proceder a realizar un diagnóstico completo de la enfermedad. Los investigadores siempre utilizan para sus estudios la parte del cerebro congelada.

La Asociación Alzhéimer de León informa y facilita la documentación necesaria para hacerse donante de cerebros.

Fuente: diariodeleon.es

Con la colaboración de