- La comarca acumula inmuebles con costes millonarios en desuso o que ni siquiera han sido inaugurados tras construirlos en época de bonanza
- Finestrat mantiene cerradas instalaciones municipales por valor de 1,2 millones de euros y Benidorm o Callosa mantienen dos esqueletos de hormigón que iban a ser centros culturales
- Las dificultades económicas de las administraciones dejan infraestructuras cerrados por no poder asumir los costes para dotarlas de servicios
En plena época de bonanza económica no solo las grandes capitales o la Comunitat Valenciana se lanzaron a hacer obras faraónicas. Los municipios pusieron bajo la supervisión de las áreas de Urbanismo e Infraestructuras grandes proyectos que dotarían a los pueblos de espacios públicos para uso y disfrute de los vecinos. Muchos de ellos fueron inaugurados, algunos coincidiendo con periodos electorales, pero otros ni siquiera han abierto sus puertas o, si lo hicieron, otros han tenido que cerrarlas.
Las inversiones llegaban de planes como el de la Generalitat, conocido como Plan Confianza, o del Gobierno central con el Plan E. Millones de euros destinados a construir edificios municipales. Pero en algunos municipios el problema vino después: había que llenar esos espacios y las arcas municipales ya empezaban a resentirse. En otros casos, las inversiones de instituciones públicas se destinaron a algo tan necesario como centros de salud o de día que ni siquiera han visto la luz. También es cierto que algunos de ellos se han reconvertido para darles uso y que muchas otras obras sí han cumplido su cometido.
Finestrat es uno de esos municipios. En su término municipal se han invertido 1,2 millones de euros en algunas instalaciones municipales que permanecen cerradas y sin uso. Así, el nuevo Centro de Salud, el centro social de Terra Marina y las aulas sociales construidas en al antiguo cine llevan cerradas a cal y cantodesde hace dos años.
Así lo denunciaba el PSPV local esta semana. El nuevo consultorio ha tenido un coste de 571.855,38 euros a los que luego se añadieron 60.5936,63 euros por unas obras complementarias para adecuar los accesos del edificio. Las aulas sociales construidas en el antiguo cine costaron 353.934 euros y el centro social de la urbanización Terra Marina, 212.512 euros.
Tanto el Centro de Salud como el de Terra Marina son viejos conocidos. El alcalde Honorato Algado lleva dos años anunciando su puesta en marcha cada Navidad cuando hace balance del año y anuncia los proyectos del siguiente. Por ello, los socialistas creen que la fecha para su inauguración está marcada: las elecciones municipales de 2015. Y es que la fiebre de abrir instalaciones municipales suele llegar cuando hay unos comicios a la vista.
Pero Finestrat no es el único. En La Vila, el Ayuntamiento destinó fondos del Plan E a la rehabilitación del viejo colegio de La Ermita, catalogado como Bien de Interés Local, para convertirlo en un centro de uso polivalente. Cuatro años después, el edificio permanece cerrado e incluso se está deteriorando, según las fuentes consultadas. El presupuesto: cerca de 600.000 euros.
A él se suma la extensión administrativa de la Cala, unos locales para dar servicio a los vecinos de esta zona vilera y que permanecen también cerrados después de acondicionarlos. Pero además, el Ayuntamiento también destinó dinero a rehabilitar dos casas en pleno centro del municipio, al lado del Consistorio, de las que solo hizo la fachada para mejorar la imagen.
No todo son edificios cerrados a cal y canto. En L’Alfàs del Pi, el edificio del Centro de Día, construido con fondos del Plan E, fue construido pero nunca fue dotado para tal fin por el Consell. Por ello se ha sido reconvertido en el Centro ‘L’Alfàs + social’ en el que se da cabida a más de 100 colectivos entre asociaciones y entidades de Bienestar Social, así como el departamento municipal.
El Centro de Día de Benidorm, construido en La Cala, ha corrido la misma suerte. Ahora, el edificio construido también con fondos del Plan E con un presupuesto de 600.000 euros más algún modificado en la obra que encareció su coste, ha sido rebautizado, y no solo en el nombre sino en uso.
El inmueble recibió la denominación de Centro Municipal Pepa Esperanza Llinares Llorca y se ha destinado a varios colectivos sociales del municipio para dotarlos de un lugar donde ejercer su actividad como la Asociación de Familiares de Alzheimer (AFA Marina Baixa) o Asmibe, entre otros. Pero una de sus plantas aún no tiene uso aunque el alcalde Agustín Navarro anunciaba esta misma semana que el presupuesto de 2014 contará con una partida que rondará los 80.000 euros para adecuar ese espacio para esa primera asociación.
Y entre todo, la capital turística mantiene otro edificio financiado con el Plan Confianza cerrado, el museo de Boca del Calvari. Pero entre todo, el proyecto más destacable es el Centro Cultural, ubicado en la avenida de Europa, que solo es un esqueleto de hormigón al igual que le ocurre al Auditorio planeado en Callosa. Ambas obras no tienen fecha, ni plazos ni siquiera financiación sobre la mesa que permita terminarlas por lo que, mientras esto no cambie, seguirán siendo edificios faraónicos a medio terminar.
Fuente: lamarinaplaza.com