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El alzheimer no quiere caer en el olvido

La asociación Afal elabora informes para las personas que sufren esta enfermedad y lleva años reivindicando la creación de un centro de día

La Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer de Cartagena y Comarca asiste a unos mil usuarios en la actualidad, entre enfermos y familiares, y el pasado viernes celebró una cena benéfica para recaudar fondos y poder así mantener los servicios, sobre todo de asesoramiento y apoyo psicológico, que otorgan una mayor calidad de vida a los que más lo necesitan, en especial las personas mayores

Nació en febrero de 1995 con el objetivo de satisfacer todas las necesidades de los enfermos de Alzheimer de Cartagena y Comarca, y el pasado viernes celebró su tradicional cena benéfica para recaudar fondos. La asociación Afal no quiere caer en el olvido, ni muchos menos dejar de ofrecer sus servicios a las cerca de 5.000 personas que sufren esta enfermedad en el municipio.

La Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer de Cartagena y Comarca (Afal) atiende actualmente a un total de 1.000 personas, entre enfermos y allegados. «Hay familiares que no aceptan la enfermedad, un padre o una madre son siempre referencia y ahora tienes que cuidarlos. Eso es duro», confiesa Raúl Nieto, gerente de la asociación. Junto a él trabajan otros diez profesionales contratados, al margen de colaboradores y voluntarios que echan una mano.

Básicamente, la función de Afal consiste en la elaboración de una terapia, dividida en dos partes. Lo primero que hacen los profesionales es «un análisis neuropsicológico y fisioterapéutico, comprobar qué capacidades mentales tienen los enfermos más o menos deterioradas. Digamos que en eso consiste la parte sanitaria. Luego, en lo social, conocemos qué relación tiene esa persona con su familia, en qué estado se encuentra su red familiar, para así prestar ayuda e incluso asesoramiento jurídico», explica Nieto.

Las personas que sufren Alzheimer rondan entre los 40 y los 90 años, perfil en el que más se suele manifestar la enfermedad, que siempre va a más. «Al final en la mayoría de los casos es uno de los familiares el que tiene que desatender su día a día para ayudar al enfermo. Lo que nosotros pretendemos es que esa terapia que facilitamos sea multidisciplinar e involucre a todo el núcleo familiar», afirma el gerente.

La jerga como herramienta

Uno de los trucos para dotar de mayor calidad de vida a estas personas es emplear una jerga específica, vinculada con el pasado.

Si la persona que tiene Alzheimer fue en su día militar conviene hablar de esos temas, fomentar la conversación y no hacerle caer en el silencio.

«El informe que elaboramos es el que se entrega al médico. El problema es que existe un estigma social, y es que hemos conocido familiares que tienen miedo a decir que uno de sus allegados tiene Alzheimer», reconoce Nieto, quien espera, en un futuro, que las administraciones doten a la asociación de un centro de día para atender a los enfermos. «Los políticos conocen las reivindicaciones, pero al final el Instituto Murciano de Acción Social (IMAS) compete a la Comunidad y el Ayuntamiento no puede hacer nada».

La única solución a este problema es que Afal recaude fondos y, además de potenciar sus servicios, pueda disponer de un presupuesto que permita alquilar un local y satisfacer así todas las necesidades que requieren los enfermos.

Fuente: laopiniondemurcia.es

Con la colaboración de