Ana Egaña, Lupe Amunarriz y José Arana son tres guipuzcoanos que tienen algo en común: sus compañeros de vida padecen o han padecido alzhéimer, esa enfermedad que borra los recuerdos de las personas, «pero no sus sentimientos». Hace apenas una hora que se conocen, pero entre ellos ha surgido una conexión y una complicidad especial. No hacen falta explicaciones. Esa dolorosa realidad que les une hace que se comprendan de una manera que el resto no es capaz de hacerlo.
Ana Egaña les sorprende por la entereza de su relato. Hace apenas un mes que su marido Txuma falleció después de doce años conviviendo con la enfermedad. En pleno duelo, es capaz de hablar sin problema de todas sus vivencias y sus palabras están cargadas de positivismo. «Es que él se fue como yo quería, en casa, sin dolor, y abrazado a mí y a mi hijo Mikel», explica esta donostiarra. Ahora está aprendiendo a «rellenar el vacío existencial» que le ha dejado Txuma, «aunque él sigue estando conmigo, de otra manera». Llegar a estas reflexiones no ha sido fácil y Ana ha tenido que «trabajar mucho la cabeza», pero asegura que «querer a una persona también es saber renunciar a ella».
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