"El Alzheimer es un enemigo común de la sociedad". Con esta sentencia inició Koldo Aulestia, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (CEAFA) su intervención en el encuentro El valor de saber. ¿Es importante la detección precoz de la enfermedad de Alzheimer?, organizado por Unidad Editorial y Lilly. "Hace treinta años era un problema familiar. Ahora es un problema sociosanitario de máximo alcance, un problema de todos", continuó Aulestia, para quien uno de los problemas del tratamiento de pacientes con Alzheimer es que cada vez hay más afectados y menos recursos.
En la jornada se trataron distintos aspectos de suma importancia en el tratamiento de una enfermedad como el Alzheimer. La apertura del acto vino de la mano de José Luis de la Serna, subdirector de El Mundo, y Teresa Millán, de Lilly. Pedro Gil Gregorio, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico San Carlos, afirmó que en el Alzheimer "la edad no importa". También explicó que en 1990 el Alzheimer ocupaba el puesto trigésimo segundo en enfermedades que generan muerte prematura o discapacidad. En 2010, el Alzheimer subió hasta el noveno.
En la lucha contra el Alzheimer, dijo Gil Gregorio, es necesario que los profesionales sanitarios cambien de mentalidad y empiecen a pensar en hacer algo por el paciente, más que hacerle algo al paciente. También hay que erradicar, en su opinión, la visión parcial que se tiene sobre esta enfermedad: "El problema del Alzheimer no es sanitario, sino sociosanitario".
Por ello, en un problema tan complejo como este, es esencial la integración sociosanitaria, como explicó César Antón, director general del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO). Según su punto de vista, los profesionales de la sanidad y los de los servicios sociales deben trabajar en conjunto para atender a los pacientes que sufren Alzheimer. Así, se crearía "un sistema eficiente en el que el paciente estaría mejor atendido".
Los expertos médicos incidieron en la importancia de la detección precoz del Alzheimer, en la fase de deterioro cognitivo leve. Así lo hizo Rafael Blesa, director del Servicio de Neurología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, que afirmó que "en investigación interesa estudiar las primeras fases para evitar la enfermedad". Según explicó, es necesario atender a las quejas subjetivas de memoria, porque pueden ser síntomas de un Alzheimer que se desarrollará diez años después.
En todo caso, uno de los mayores retos del Alzheimer es que aún queda mucho por conocer, por lo que la investigación es la clave, especialmente en pacientes jóvenes que presenten deterioro cognitivo leve.
La necesidad de saber
El neurólogo de la Fundación Cita, Pablo Martínez-Lage, habló de la importancia que tiene para el paciente saber que tiene la enfermedad, así como para el cuidador. Martínez-Lage citó la encuesta Know Alzheimer, cuyos resultados concluyen que tanto cuidadores como pacientes querrían saber si tienen la enfermedad o si un miembro de su familia la padece.
El neurólogo se planteó si es posible ir en contra del principio médico de no maleficencia al comunicarle al paciente que tiene Alzheimer, ya que esto podría causarle depresión, ansiedad o tendencia al suicidio. Según su experiencia, no solo no se está haciendo daño al paciente comunicándoselo, sino que, además, la encuesta Know Alzheimer demostró que esto ejerce un efecto positivo tanto para el paciente como para el cuidador. Además, de esta manera es más sencillo organizarse para la nueva forma de vida que implica una enfermedad como esta, según dijo. Se manifestó de acuerdo con esto Javier Arellano, director gerente de Hermanas Hospitalarias, del Complejo Hospitalario San Luis, cuya experiencia le ha demostrado que tanto las familias como los pacientes quieren saber si estos tienen Alzheimer.
Fuente: elmundo.es