El conocimiento que tenemos actualmente sobre la barrera hematoencefálica es muy escaso. De ahí la importancia de un estudio dirigido por investigadores del Instituto Karolinska en Estocolmo (Suecia), en el que se describe por primera vez un atlas de la vasculatura cerebral –y de su ‘puesto fronterizo’– y, así, abre la puerta a un mejor conocimiento de las enfermedades del cerebro.
El cerebro, tal y como sucede con el resto de órganos del cuerpo, está irrigado por venas, arterias y capilares. Es decir, cuenta con una ‘vasculatura’ para el necesario transporte de oxígeno y nutrientes hasta las células cerebrales, caso de las neuronas, y para la expulsión de los ‘deshechos’.
Sin embargo, la vasculatura cerebral tiene una particularidad: cuenta con un ‘puesto fronterizo’ que, cual filtro, decide qué puede pasar y qué no. Se trata de la barrera hematoencefálica, responsable de que nuestros cerebros no se llenen de productos tóxicos. Tal es así que cuando esta barrera no funciona como debería, nuestro cerebro ‘enferma’ y desarrolla patologías muy graves y potencialmente letales. Pero esta barrera, ¿por qué falla? Pues la verdad es que no se sabe muy bien.
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