En un entorno de realidad virtual el cerebro responde de igual forma a como lo haría en el mundo real, pero no sólo "tiene clarísimo que está percibiendo una realidad distinta" sino que "parece que las células que controlan el espacio pasan a controlar la temporalidad".
Así lo ha asegurado Luís Martínez, neurobiólogo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tras concluir el análisis de un experimento con ratas que ha cambiado las conclusiones sobre los efectos de la realidad virtual en la percepción biológica.
Hasta hace unos meses los expertos pensaban que el impacto de la experiencia virtual era exactamente el mismo al de la realidad y que las personas actuaban de la misma manera en ambos casos.
Sin embargo, según Martínez, el experimento llevado a cabo recientemente por Mayank Mehta en la Universidad de Los Ángeles (Estados Unidos) ha abierto las miras hacia un nuevo planteamiento. Esa prueba se sirvió de ratas de laboratorio para comparar su comportamiento al recorrer dos laberintos idénticos, uno natural y otro virtual.
Los resultados evidenciaron que la actividad de las ratas fue exactamente "imitado", pero que la actividad en su hipocampo -la parte del cerebro que controla la memoria- variaba: mientras las ratas crearon mapas cognitivos para recorrer el laberinto real, en el virtual esos campos no existían.
"Es algo muy llamativo, porque los animales percibían que no estaban inmersos en un ambiente natural y por tanto, las células cerebrales que codificaban el mapa cognitivo espacial pasaron a codificar el tiempo de navegación, como si la única variable relevante en el ambiente virtual fuese el tiempo empleado y no el espacio a recorrer", ha indicado Martínez.
Este ha sido el primer artículo científico que demuestra una diferencia de comportamiento entre un ambiente virtual y uno natural, pero Martínez ha añadido que todavía es pronto para conocer cuál es el mecanismo por el que el cerebro consigue distinguir ambas realidades.
Respecto a las sensaciones provocadas en el individuo, Martínez ha asegurado que se puede llegar a sentir con una "intensidad similar" a la experimentada en el mundo real, pero que en todo momento los sujetos son "conscientes de que viven una realidad virtual".
Además, el experto del CSIC ha augurado que dentro de unos años los dispositivos de realidad virtual habrán evolucionado tanto que proporcionarán "experiencias realmente ricas y satisfactorias", que cada vez se emplearán para más aplicaciones de la vida cotidiana.
Pedro Casado, responsable de la actividad investigadora de la Universidad Politécnica de Madrid, también se ha referido a este asunto al explicar que la primera premisa que debe cumplir una realidad virtual para percibirse como "casi real" es la de constituir una experiencia envolvente para el usuario.
A diferencia del cine en 3D donde, a pesar de contener imágenes virtuales el usuario ve los planos que ha decidido alguien por él, en el mundo virtual "la experiencia es más satisfactoria cuando te envuelve y puedes elegir la perspectiva u objetos que ves".
Según Casado, la calidad de la visualización también incide en la credibilidad de lo virtual pues "con unos píxeles del tamaño de puños es complicado engañar al cerebro, por muy involucrado que esté el usuario".
Otro aspecto que ayuda a engañar la percepción humana son las sensaciones adicionales a la visualización, como el sonido o el movimiento.
Esos añadidos hacen que la inmersión sea más "perfecta" porque el cuerpo "complementa lo que ven los ojos", ha asegurado el experto.
Por último, Casado ha insistido en que esa realidad virtual tiene que responder de manera instantánea a las acciones del usuario, para semejarse al mundo real en el que el cerebro no debe esperar a que "se carguen los gráficos".
Fuente: diariodenavarra.es