El Grupo de Envejecimiento ha hecho estas declaraciones con motivo del Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer que se celebra este miércoles, 21 de septiembre, y con la intención de hacer llegar a toda la población las necesidades con las que conviven las personas que padecen esta enfermedad, en referencia no sólo al enfermo, que conlleva unos cuidados especiales, sino también a los cuidadores.
Los profesionales de la psicología, destacan la importancia del tratamiento no farmacológico, ya que va a influir de forma determinante "en su bienestar y en el bienestar de los que están a su alrededor, sobre todo de su cuidador principal", según informaron fuentes del Colegio de Psicólogos en un comunicado.
Y es que en el cuidado de las personas con Alzheimer "es muy relevante que los familiares tengan un referente al que poder acudir", según remarca el Grupo de Trabajo, que se pregunta si todo el mundo está preparado para llevar a cabo el cuidado de una persona con Alzheimer, siendo conscientes, desde el punto de vista de que las familias "ponen toda su dedicación en el cuidado de estos enfermos", hasta el punto de que, en ocasiones, "no encuentran el equilibrio entre su cuidado y el cuidado del familiar".
Para lograr este equilibrio, los profesionales, desde centros de día, residencias y hospitales cumplen una gran labor, aunque "se encuentran con las barreras de la falta de recursos para poder abarcar las demandas de esta enfermedad".
"NO SÉ DÓNDE ESTÁ MI MADRE"
Con motivo del Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer, el Colegio de Psicólogos ha hecho público un manifiesto en el que divulga la biografía de personas dedicadas desde hace años a cuidar de familiares aquejados de esta patología. Por ejemplo, recuerda el testimonio de una mujer que, un día cualquiera del mes de julio de hace dos años en el que lucía un sol espléndido que invitaba a disfrutar del día en compañía de la familia tomando un café, preparó a su madre y salió a la calle.
Al sentarse en una terraza, "por fin" se produjo la pregunta que ella más temía, cuando su madre le preguntó quién era ella y dónde estaba su madre. "La miré y le respondí: qué buena pregunta mamá, no se dónde está mi madre".
Se trata de un relato que puede suscribir cualquier familiar que conviva con un enfermo de Alzheimer, según señalan los profesionales de la Psicología, quienes recuerdan que el propósito del Día Mundial del Alzheimer es hacer visible la enfermedad y difundir información al respecto, solicitando el apoyo y la solidaridad de la población en general.
Además, reclaman el compromiso de instituciones y organismos oficiales para que se implemente un Plan Nacional de Alzheimer y otras Demencias tal como pide la OMS y que contemple a cuidadores y ex cuidadores.
El Colegio de Psicólogos destaca que los estudios indican que en los próximos años "esta pandemia" del Alzheimer afectará al 40 por ciento de los mayores de 75 años. En el mundo, según los datos oficiales, hay unos 47,5 millones de personas que padecen demencia y cada año se registran 7,7 millones de casos nuevos.
Esta tendencia responde al envejecimiento de la población propia de las sociedades desarrolladas, ya que en el mayor porcentaje de casos se trata de un desorden neurodegenerativo, en general, ligado a la edad, aunque no en todos los casos, ya que el 50 por ciento de las personas enfermas son mayores de 85 años; el 13,4 por ciento son mayores de 65 años; y el 10 por ciento menores de 60 años.
DETRÁS DE CADA ENFERMO HAY UNA FAMILIA Los profesionales de la psicología instan a no olvidar que detrás de cada enfermo "hay una familia padeciendo la enfermedad, y por cada enfermo hay como mínimo dos o tres personas que se encargan de su atención y de sus cuidados".
El diagnóstico de la enfermedad, añade, altera la vida familiar tanto a nivel estructural como en su dinámica, ya que en el 94 por ciento de los casos es la familia la que se hace cargo del cuidado. Más concretamente, se hace cargo una persona que puede ser una esposa o esposo, una hija o hijo, una nuera...
En definitiva, hay una cuidadora o cuidador principal "que atiende las demandas del enfermo y que en un porcentaje muy alto se encuentra desbordado, ya que convivir con la demencia es una tarea muy compleja", según el Grupo de Trabajo de Envejecimiento del Consejo General de la Psicología.
De hecho, si no se trata adecuadamente, este cuidador principal, tiene una alta probabilidad de sufrir 'Burnout' cuya sintomatología más frecuente conlleva alteraciones del sueño por la constante hipervigilancia de la persona enferma; problemas depresivos; ansiedad; angustia y agotamiento físico y psíquico.
Asimismo, estas personas suelen padecer sentimientos de culpabilidad por pensar que no se hace lo suficiente por el ser querido; así como enfado, rabia y frustración; disminución del rendimiento laboral por alteraciones del sueño; aumento de bajas laborales; restricción de la vida social; consumo de fármacos antidepresivos y tranquilizantes e incluso en algunos casos aumento del consumo de alcohol.
El agravamiento de la sintomatología de la persona enferma requiere de una alta dedicación y participación de la familia, así como la necesidad de apoyo social, asesoramiento profesional e información sobre una serie de aspectos tanto legales, como jurídicos, neurológicos y psicológicos, añade el Colegio.
El Grupo de Trabajo de Envejecimiento del Consejo General de la Psicología se ha adherido a esta conmemoración y pretende reflexionar sobre cuestiones que son esenciales para el bienestar de las personas enfermas de Alzheimer y de sus familiares-cuidadores como, por ejemplo, qué implica cuidar adecuadamente, o cómo desarrollar la capacidad para poner límites en el cuidado.
"Como hemos expuesto anteriormente, todo este trabajo no se puede hacer sin el amor de las familias y queremos agradecerles y felicitarles por su trabajo, dedicación y renuncia", concluye. En este sentido, los profesionales de la Psicología apuestan por ayudar a los familiares de enfermos y enfermas de Alzheimer a estar mejor consigo mismos, a que sientan que no están solos, a concienciarse que tienen derecho y obligación a dedicarse parte del tiempo a ellos mismos.
Gracias a ello, las personas enfermas de Alzheimer "estarán más estimuladas, se sentirán mejor y tengan una mejor calidad de vida".
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