Pilar Lozano, neuróloga de Quirónsalud Sagrado Corazón, ha avisado de que los enfermos con Alzheimer durante el confinamiento y el aislamiento social al que se han visto sometidos han empeorado en muchos casos su situación de base. A la enfermedad se añaden factores anímicos y conductuales difíciles de manejar en esta situación de pandemia. "No se afecta tanto la enfermedad en sí, como lo que acompaña a los síntomas centrales: los trastornos conductuales y de estado de ánimo”.
Lozano comentó que “la mayoría de los pacientes han dejado de acudir a centros de día y de realizar tratamientos de estimulación cognitiva, así como de salir y recibir visitas de familiares, lo que ha supuesto empeoramiento y estancamiento de sus funciones cognitivas". Además, prosigue, “los pacientes institucionalizados aún sufren más las consecuencias, al añadirse el miedo a la enfermedad y las mayores restricciones de actividad por la misma, si bien se supone que a medida que se vaya reestableciendo la actividad habitual, estas carencias irán desapareciendo”.
Según varios estudios, uno de cada cuatro mayores de 85 años padece algún tipo de demencia, de los cuales el 86 por ciento se manifiesta con los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
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