Aragón, con una de las poblaciones más envejecidas de España, afronta un doble reto en materia sanitaria para intentar cubrir las necesidades reales de su población anciana. Y es que, no se trata de asistir únicamente al enfermo, sino de atender también física y emocionalmente a su cuidador.
"El cuidador es una persona que debería estar cuidada y nos encontramos que, sobre todo, en muchos pueblos de montaña que están hoy casi abandonados, el anciano enfermo recibe los cuidados de su pareja cuando esta debería ser también cuidada", afirma Javier Lasierra, presidente de la Federación de Alzheimer de Aragón, que cuenta en la actualidad con más de 4.000 socios en la Comunidad y atiende a 550 familias de la provincia de Zaragoza.
Según estimaciones de esta asociación aragonesa, "entre 30.000 y 35.000 personas de la Comunidad sufren alzhéimer o demencia". Un porcentaje que ha aumentado en los últimos años, pasando de los 26.000 afectados que había en 2007 a la "abrumadora" cifra actual. "Por la población envejecida que tiene Aragón, sabemos que el número de casos va a ir en aumento y cada vez más nos encontramos casos de personas que son diagnosticadas con 50 años", indican desde esta asociación.
Sobre la situación actual de esta enfermedad neurodegenerativa en la Comunidad tratarán las VIII Jornadas de Alzheimer en Aragón, que se celebran en el centro Joaquín Roncal de Zaragoza los días 14, 15 y 16 de abril.
Desde la Federación de Alzheimer de Aragón, entidad que organiza estas jornadas, se intenta "dar apoyo a todas las asociaciones provinciales de la Comunidad para que haya herramientas que ayuden en su labor diaria no solo al enfermo, sino también al cuidador". Este será uno de los temas centrales que se abordarán, desde este martes, en la capital aragonesa con el objetivo de sensibilizar a la población sobre el Alzhéimer y la demencia, por desgracia, enfermedades que han aumentado en los últimos años su prevalencia.
En Aragón, dado las características geográficas y demográficas de su población, familiares, pacientes y sanitarios enfrentan numerosas dificultades para conseguir llegar a todos. "El principal problema que encontramos no es solo el alto número de casos, sino la dispersión que enfrentamos para atender a esas personas", subraya Lasierra.
Talleres y terapia para retrasar el curso de la enfermedad
Las trabajadoras sociales de las comarcas se implican en la atención de las familias con enfermos de alzhéimer, cuya labor trata de supervisar también la federación y las asociaciones provinciales por medio de diferentes talleres que ayuden a estos pacientes y favorezcan la formación del voluntariado. "Los fondos de la federación son limitados, pero en la medida de lo posible contamos con grupos de autoayuda y terapias para retrasar la evolución de la enfermedad", puntualiza Lasierra.
En la actualidad, la cura para el alzhéimer es todavía "inexistente" y todos los fármacos dirigidos a tratar la enfermedad están encaminados a retrasar su proceso y "paliar" la parte "psiquiátrica" y emocional que conlleva no solo para el paciente, sino también para el que lo cuida. "El reto está en lograr que el cuidador mantenga un nivel de sostenibilidad suficiente como para no caer enfermo o en situaciones de inestabilidad mental", puntualiza Lasierra, quien hace hincapié también en la necesidad de "capacitar" a estas personas a tomar decisiones por el enfermo cuando este ya no es capaz de hacerlo.
"Hay momentos en los que la situación puede ser muy complicada para el cuidador, pues hasta que el familiar fallece, surgen problemas de todo tipo