Mantenerse físicamente activo mientras se envejece podría proteger del daño cerebral que puede limitar la movilidad, según un estudio de tamaño reducido en el que participaron 167 personas sin demencia, con una edad media de 80 años.
Los investigadores hicieron que los participantes usaran monitores del movimiento en las muñecas durante un máximo de once días. Los dispositivos medían la actividad que constituía ejercicio y la que no. Los participantes también tomaron parte en once pruebas sobre capacidad de movimiento y los investigadores emplearon imágenes de resonancia magnética para evaluar el nivel de hiperintensidad de la sustancia blanca cerebral. Niveles mayores de hiperintensidad se han vinculado con dificultades para caminar y otros problemas de movilidad.
Los investigadores comprobaron que las personas mayores que hacían más ejercicio mantenían sus puntuaciones en las pruebas de movimiento, aunque tuvieran unos niveles elevados de daño cerebral. En los que hacían menos ejercicio, el daño cerebral se asociaba con unas puntuaciones más bajas en las pruebas de movimiento. Los hallazgos se sostuvieron incluso después de que los investigadores ajustaran por factores que podrían influir sobre el ejercicio, como el peso, la depresión y los trastornos de la circulación sanguínea.
Según los autores, los resultados sugieren que la actividad física diaria podría proteger la función motora de las lesiones cerebrales relacionadas con la edad e incluso mitigar la enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
Fuente: neurologia.com