Una nueva investigación norteamericana que mapeó los cambios cerebrales después de un año de entrenamientos aeróbicos ha descubierto un proceso potencialmente crítico, que es que el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo en dos regiones clave del cerebro asociadas con la memoria. En particular, el estudio ha mostrado que este flujo sanguíneo puede ayudar incluso a las personas mayores con problemas de memoria a mejorar la cognición, un hallazgo que, según los científicos, podría guiar la investigación futura de la enfermedad de Alzheimer.
«Quizás algún día podamos desarrollar un medicamento o procedimiento que dirija de manera segura el flujo sanguíneo a estas regiones cerebrales», ha señalado Binu Thomas, uno de los investigadores del estudio realizado en la de UT Southwestern en Texas. «Pero recién estamos comenzando a explorar la combinación correcta de estrategias para ayudar a prevenir o retrasar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Hay mucho más que entender sobre el cerebro y el envejecimiento», ha añadido.
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