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El Hospital de Segovia dispone del único servicio completo de Geriatría en Castilla y León

Los especialistas destacan la situación «privilegiada» en la atención especializada de las personas mayores

La provincia de Segovia tiene «una situación privilegiada» en la atención especializada de las personas mayores. La existencia de la Unidad de Geriatría en el Complejo Hospitalario, aún sin tener todos los recursos que los especialistas demandan para la atención de las personas mayores, es la más desarrollada de todos los hospitales públicos de Castilla y León. El servicio de Geriatría está implantado en el Complejo Hospitalario de Segovia desde 1990 y trabaja de forma coordinada con otros departamentos, como requiere la asistencia de estos pacientes. La posición de privilegio la destaca Ignacio Toranzo, presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Castilla y León, asistente al congreso anual que ha acogido el centro segoviano. «Estamos en la provincia de la región mejor dotada para Geriatría, porque es la única que tiene un servicio como tal, y es el buque insignia de la especialidad en Castilla y León».

El jefe del servicio, el doctor Florentino Prado está al frente de esta unidad, y según Toranzo es el responsable directo de que el Hospital General sea un referente para toda la comunidad autónoma. Recalca Toranzo que «en todas las áreas de salud de la región hay al menos un geriatra hospitalario, el hospital de Soria tiene geriatras y el de Ávila también, pero están aislados, están con los traumatólogos, y donde realmente hay una unidad de Geriatría como Dios manda es en Segovia, que el doctor Prado lucha para que mejore y en ese espejo nos miramos todos los geriatras de Castilla y León. Lo deseable sería que toda la población del resto de las provincias tuviera la oportunidad que tiene la de Segovia de pedir consulta a un geriatra».

Deseable

Los geriatras siempre trabajan en equipo, «y un geriatra aislado está desaprovechado si no hace consultas externas porque los pacientes tienen un acceso limitado al tratamiento de otras patologías que no sean de traumatología». Comenta Toranzo que en el Hospital General de Segovia la población tiene consultas externas de Geriatría, camas de agudos, hospital de día e interconsultas de otros especialistas, «y eso en otras provincias no pasa».

Esta diferencia también se nota en los estudios de posgrado, la formación como especialistas que reciben en Segovia los médicos y que los profesionales de otras provincias han percibido en este congreso de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Castilla y León: «He visto más gente joven, me ha llamado la atención que han acudido muchos geriatras con la especialidad recién terminada y yo creo que es consecuencia de que están en contacto con un servicio de Geriatría que está formando geriatras, y también he notado que hay muchas mujeres, que se está femineizando la medicina y esta especialidad no es una excepción».

El Servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario dispone de treinta camas, a las que llegan cada vez personas de más edad. Es una consecuencia del aumento de la esperanza de vida, que conlleva a su vez un incremento de las dolencias que requieren una atención especializada. El congreso de la sociedad castellanoleonesa de Geriatría ha abordado en Segovia las patologías de los ancianos, y las que tienen una mayor incidencia son las relacionadas con el deterioro cognitivo y las caídas, de estas sobre todo las fracturas de cadera que, además, derivan en una descompensación de todos los sistemas físicos de los ancianos e inciden en un aumento de la morbilidad.

En las casas

Los especialistas son conscientes de que «las personas ahora no envejecen como en el siglo pasado, con 75 años tienen una vida activa, están mejor alimentadas, tienen mejor educación, una mayor educación sanitaria, mejor salud y mejor sanidad». Sin embargo, valoran mucho la posibilidad de que la asistencia profesional la reciban las personas mayores en sus casas.

Ignacio Toranzo comenta que la Ley de Dependencia, que en general es una «buena» norma, es una herramienta adecuada «pero con muchas perversiones, porque ha habido un momento en que el dinero iba a las familias y no sabíamos si repercutía en el dependiente; afortunadamente eso está cambiando y se están primando los cuidados profesionales, es decir, que las ayudas no vayan a las familias sino realmente a la persona mayor para que esté mejor cuidada».

El presidente regional de los geriatras opina que hay políticas que están funcionando bien, como la teleasistencia o la que aplican ya algunos ayuntamientos de establecer ayudas para transformar los hogares y otras intermedias «para que los ancianos estén más tiempo en casa, que es donde deben estar, en su entorno y con sus familias, y en definitiva se trata de llevar más servicios al entorno comunitario y facilitarles mejor la vida en sus casas». La última instancia, en caso de necesidad, sería la atención sanitaria especializada. Y para eso está el servicio de Geriatría del Hospital General, el paradigma de la especialidad en Castilla y León.

Alzheimery caídas, dos tributos a la mayor duración de la vida

Ignacio Toranzo señala que los trastornos cognitivos (una de las cuestiones abordadas en el congreso de Segovia), ya sean leves, moderados o graves, «son un tributo a vivir muchos años». Para la administración la vejez comienza a los 65 años, pero los geriatras creen que «determinar que una persona es anciana por cumplir una edad es una simpleza insostenible». Son conscientes de que «las personas ahora no envejecen como en el siglo pasado, con 75 años tienen una vida activa, están mejor alimentadas, tienen mejor educación, mejor salud y mejor sanidad».

En el ámbito de los déficit cognitivos la mayor prevalencia es la de la enfermedad de alzheimer; los considerados leves se manifiestan en los pequeños olvidos de las personas mayores y en muchos casos no evolucionan, y en menor medida están las patologías asociadas a los ictus, accidentes vasculares o el parkinson. «El paradigma es el alzheimer, la gran epidemia que aumenta de forma terrible con la edad y que a mayor edad tiene mayor incidencia», advierte.

Por encima de los 65 años la prevalencia de la enfermedad es de alrededor del 18%, pero aumenta con la edad y en los mayores de 90 años la incidencia es de un 50%. Para el presidente de la Sociedad de Geriatría, «está claro que el alzheimer está relacionado con la edad avanzada» y que su incidencia incrementa la carga asistencial en los servicios sanitarios.

«En realidad, en el tratamiento del alzheimer hemos avanzado poco, sabemos mucho más de los mecanismos que lo desencadenan, microbiológicos o de alteración de los neurotransmisores, pero hemos avanzado más en tratar los síndromes de conducta o los síntomas depresivos, pero en realidad hemos conseguido parar la enfermedad en fase dos, para que los enfermos vivan más años», indica el geriatra.

Es casi un tratamiento paliativo que plantea dudas, comenta Toranzo, pues «no sabemos si lo estamos haciendo bien porque sin duda es bueno que los enfermos vivan muchos más años en la fase intermedia de la vida, cuando conocen a sus familiares y siguen activos, pero alargar la vida porque sí plantea dilemas éticos y morales».

Accidentes domésticos

Las otras patologías asociadas a la edad son en muchos casos consecuencias de accidentes, de caídas que muchas veces se producen en el propio hogar. «También son un tributo de la edad, pero además se deben en gran parte a que las personas mayores no son capaces de adecuar sus casas a sus nuevas circunstancias», apunta Toranzo.

Estudios en países anglosajones demuestran que hacer pequeñas reformas en el hogar evita hasta el 60% de los accidentes. «Quitar las alfombras, cambiar la bañera por duchas geriátricas, iluminar bien los pasillos y las estancias, tener muebles estables que no vuelquen o no tener escalones son medidas que evitan o reducen los accidentes», dice Toranzo, quien advierte de que «en España cada vez hay más personas mayores que viven solas, que hay muchas viudas y parejas solas en sus casas, y si sus casas no se reforman tienen más riesgo».

La incidencia es difícil de valorar, pero a juicio del especialista «una alfombra puede ser una rotura de cadera». Estudios recientes como el de la Fundación Mapfre han valorado que una persona de cada cuatro con más de 75 años sufre una rotura de cadera. Y la estadística es elocuente: el número de ancianos con fractura de cadera que valoran los servicios de Geriatría en cada hospital revela que en el de Segovia es de alrededor de 200 al año.

Fuente: elnortedecastilla.es

Con la colaboración de