El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) ha acogido hoy una jornada informativa sobre las últimas novedades en Estimulación Cerebral Profunda (ECP), una técnica quirúrgica que consiste en la implantación de electrodos en el interior del cerebro y que abre una esperanza en la curación de enfermedades como la depresión, la anorexia o el alzheimer.
Esta técnica, consistente en conectar los electrodos a una especie de marcapasos y activarlos mediante un mando a distancia similar al de la televisión, se usa ya como terapia clínica para mejorar los temblores en enfermos de parkinson en muchos países, entre ellos España y en concreto en el HUCA se ha operado ya a unos 400 pacientes con esta técnica en los últimos dieciocho años.
Más de 120.000 enfermos de parkinson ya han sido intervenidos con éxito en todo el mundo mediante una intervención con un bajo porcentaje de riesgo y que aún está en fase experimental en otras patologías neurológicas como la depresión o el alzheimer.
Entre los participantes en la jornada se encontraba el doctor Andrés M. Lozano, del Hospital General de Toronto (Canadá), que ha cifrado en el 80 por ciento los casos en los que se registran mejorías entre los enfermos de parkinson intervenidos.
Los electrodos se colocan mediante anestesia local en la zona del cerebro responsable de la función deteriorada o alterada y, posteriormente, se utilizan para estimular las neuronas, incrementando la actividad cerebral en esa región, por medio de impulsos eléctricos mediante un generador similar a un marcapasos implantado en el paciente.
En el caso de la enfermedad del alzheimer, que afecta a cinco millones de personas en Europa, se ha realizado una prueba con 42 pacientes a los que se han implantado los electrodos y se está a la espera de comprobar un año después los resultados entre la mitad de ellos a los que éstos les fueron activados y el 50 por ciento restante a quienes se les implantaron pero se dejaron apagados.
Tanto Lozano como el responsable de neurocirugía funcional del HUCA, Fernando Seijo, y el neurólogo alemán Jens Volkmann han incidido en las diferencias entre la ACP que se aplica a los enfermos de parkinson, a los afectados por trastornos del movimiento o a quienes sufren un trastorno obsesivo compulsivo y la que se utilizaría en el caso de quienes sufren alzheimer.
Así, en los primeros casos los electrodos instalados en el cerebro, que emiten entre 100 y 130 impulsos por segundo sin que el paciente lo perciba, el objetivo sería que las neuronas dejasen de dar determinadas 'órdenes' al cuerpo -el temblor característico de los enfermos de parkinson- mientras que para el alzheimer el objetivo sería estimular la zona "y entrenarla" para que el enfermo recupere su actividad mental y su memoria.
De los 400 pacientes intervenidos en el HUCA con esta técnica en los últimos dieciocho años la gran mayoría correspondía a enfermos de parkinson, que en el 95 por ciento de los casos mejoraron su estado mientras que se ha aplicado también la EPC en mas de 50 casos de dolor crónico y en tres de trastornos obsesivo compulsivos.
Alrededor de 150.000 personas en España padecen parkinson, de los que uno de cada cinco son menores de 50 años, unas cifras que sitúan a la enfermedad, de la que se detectan 10.000 nuevos casos al año, como la segunda patología neurodegenerativa en número de afectados por detrás del alzheimer.
Fuente: abc.es