NI siquiera Guillermo poniéndose en la peor de la situaciones se podía imaginar las vivencias que le iba a deparar su viaje de Finisterre a Jerusalén para reivindicar una política de Estado para el alzhéimer.
El proyecto La memoria es el camino no ha empezado con buen pie en Turquía, el país con más kilómetros en su recorrido (2.200). El pasado domingo el periodista atravesó caminando - "porque los autobuses griegos no pasan"- los tres kilómetros de la "complicada" frontera que separa Grecia y Turquía. Tras enseñar "cuatro o cinco veces" su pasaporte a las autoridades y tomar un taxi, cuando llegó a un hotel de la ciudad turca de Kesan se dio cuenta de que no tenía este importantísimo documento. A partir de ahí empezó un calvario que todavía no se ha resuelto.
"Ahí empezó mi tortura de comisaría en comisaría. Fui a la de Kesan, pero me querían mandar a hacer la denuncia a Edirne, a unos 180 kilómetros más allá", explicaba ayer vía e-mail a este periódico. Nagore optó por la directa y, al día siguiente, tomó un autobús a Estambul. "Fui al consulado y me comentaron que lo primero que necesitaba era la denuncia. Visité seis comisarías para conseguirla", relataba en el correo electrónico.
La denuncia no la consiguió hasta el martes por la mañana. Papel en mano se fue al consulado, que le ofrecía la posibilidad de hacerle un pasaporte "provisional" en el momento para que pudiera continuar con su periplo, durante el que recoge testimonios sobre los familiares de afectados de alzhéimer que relata en la web www.lamemoriaes elcamino.com. Sin embargo, no era una solución válida, porque, por ejemplo, ese documento "provisional" no le permitiría entrar en países como Israel, menos aún en un momento de conflicto como el actual. Por esa razón, optó por que le hicieran uno normal.
Mientras tanto, las redes sociales han echado humo para intentar buscar una solución al problema de Guillermo que impedía avanzar este proyecto, impulsado por la confederación que integra las distintas asociaciones de familiares de afectados por esta enfermedad y otras demencias, la Ceafa. Tanto es así, que lograron remitirle una carta traducida al turco en la que se explica el proyecto, para que las autoridades dieran prioridad a la consecución del pasaporte. Sin embargo, Nagore chocó de frente con la burocracia. "Me comentaron que tardaría 22 días en llegar a Estambul", rememoraba como un jarro de agua fría, ya que supondría un retraso en su viaje que le impediría llegar a tiempo a Tel Aviv, donde está previsto que varios voluntarios se sumen en los últimos kilómetros de esta aventura que tiene como destino Jerusalén.
A pesar de todo, y gracias a la intervención de varios políticos navarros, periodistas y amigos del protagonista, es posible que consiga tener el pasaporte, que está ahora en Madrid, en menos tiempo. De momento, Nagore sigue a la espera en Estambul.
Fuente: noticiasdegipuzkoa.com
